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1 FEUDALISMO. -1- El nuevo orden medieval.


A grandes rasgos, el sistema feudal fue el resultado de un largo proceso evolutivo que llevó a la sociedad del agónico imperio romano occidental a reorganizarse frente a un panorama de crisis, sobre todo económica y política, agravada por las invasiones donde las ciudades se marchitaron al caer el comercio, provocando una emigración masiva a los medios rurales. En esta tesitura acabará brotando una nueva forma de organización conocido como feudalismo. Un reajuste necesario hacia nuevas estructuras para afrontar la nueva realidad o trauma que supuso la descomposición del orden imperial romano y la presencia de nuevos pobladores.

En realidad el feudalismo fue una evolución trascendental a nivel político-social-económico, fruto de un cambio brusco de las circunstancias.


L

a formación de la sociedad feudal se ha considerado también como una etapa de transición entre el mundo antiguo y el mundo medieval. En líneas generales podemos decir que es la transformación de la realidad imperial romana a otra nueva realidad postimperial, con importantes cambios, principalmente el paso del modo de producción esclavista al modo de producción feudal, según la perspectiva del materialismo histórico.

La génesis del feudalismo se inicia a partir de la descomposición de la sociedad del mundo romano, sacudido al mismo tiempo por las invasiones germánicas en el occidente europeo. El final del feudalismo es una cuestión cargada de matices, pues responde a la dificultad de aceptar definiciones para todos los gustos, atendiendo al enfoque del historiador. A grandes rasgos esta nueva forma de organización tuvo su apogeo durante los siglos X-XIII, y concluyó en el siglo XV. Sobre su final otros investigadores consideran que perduró hasta el siglo XVIII, en base a otros criterios que sostienen la permanencia de ingredientes feudales.

El feudalismo es el resultado del choque de la sociedad romana y de la sociedad germánica en medio de los trastornos creados por las invasiones.
GARCÍA DE VALDEAVELLANO   

La configuración del feudalismo. Antecedentes.

   Acontecimientos importantes crearon el caldo de cultivo idóneo para la formación del feudalismo, partiendo de la descomposición imperial, que se veía venir a raíz de la imparable crisis del siglo III, dos hechos clave sacudieron los cimientos de las viejas estructuras condenadas a desaparecer: la caída en el 476 del Imperio Romano Occidental y las oleadas de invasiones bárbaras, principalmente germánicas, junto a otros muchos pueblos. A partir de aquí asistimos a un período formativo del feudalismo que abarcó los siglos IV-X.

Para entender la génesis del feudalismo es apropiado iniciar este estudio partiendo de la fatídica crisis del siglo III, que muestra un panorama que nos ayudará a comprender mejor los siguientes sucesos. Desde el siglo III Roma fue víctima de una crisis económica, social y política imparables. Las desgracias nunca vienen solas y la sociedad romana padeció directamente: a) epidemias que mermaron la población, b) esto vendría asociado a un empeoramiento climático, cambios climáticos que siempre han existido, c) corrupción y degeneración de las costumbres, es algo habitual en todos los períodos de decadencia de un estado, d) la inestabilidad del poder imperial, cualquier general ambicioso podía usurpar el gobierno, e) retroceso de la esclavitud, no hay conquistas, no hay prisioneros, se extiende la práctica de manumisión (conceder la libertad a un esclavo), todo un batacazo para una economía esclavista, f) políticas económicas erróneas que agravaron todavía más la crisis, multiplicando los efectos negativos.
   Una población que estaba sometida a fuertes impuestos unido a este cúmulo de desgracias produce una gran decadencia de las ciudades, la gente prefiere escapar al campo, lo que propicia una progresiva ruralización.

El mundo ha envejecido, ya no conserva su antiguo vigor. El invierno no tiene suficiente lluvia para alimentar las simientes, ni el verano bastante sol para calentar las cosechas. Las montañas agotadas, dan menos mármol; las minas, menos plata y menos oro. Faltan cultivadores en el campo, marinos en el mar, soldados en los campamentos. No hay justicia en los juicios, competencia en los oficios, ni disciplina en las costumbres. La epidemia diezma al género humano.
SAN CIPRIANO (a mediados del siglo III)   

En este contexto es comprensible que desde el siglo III, los labriegos modestos y no tan modestos, e incluso aldeas enteras busquen la protección de grandes propietarios para escapar de las deudas como de la inseguridad general.

Hasta en las ciudades, personas que tenían una posición acomodada se decantaban también por acogerse a la protección de un gran propietario. Es una precaución para asegurar mantener su posición social. Es lógica la maniobra, el gran propietario tiene más tierras, lo que se traduce en mayores fortunas, poder político y prestigio social.

En resumen, la inmensa mayoría de gentes humildes del campo y la ciudad, o sea, todos los excluídos de la actividad política, los llamados humiliores (capas populares del campo y la ciudad), que eran los que sufrían las peores condiciones de vida se vieron impelidos a colocarse bajo la protección de una minoría de poderosos, los potentiores.

En la conformación de las nuevas instituciones feudales jugaron un papel fundamental tres elementos que veremos otro día: el Comitatus, el Beneficium y la Encomendación.


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