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Bienvenidos a Más allá de Pangea. Con la tecnología de Blogger.

2 La soberania de la Ciencia y el Humanismo.


   Alguna vez nos hemos preguntado si no sería mejor ser un humano primitivo que lo que somos ahora. En cualquier caso, ya es demasiado tarde para volver atrás. Vivimos inmersos en un mundo de peligros nucleares, la contaminación del agua, cielo y tierra, la exposición sistemática a radiaciones electromagnéticas artificiales, la explotación indiscriminada de los recursos hasta la destrucción irreversible de gran parte del medio natural, la congestión del tráfico, el modo de vida vacío superficial-materialista y un largo etcétera.

   Asistimos impotentes al auge del cáncer e innumerables trastornos físicos y mentales, producto fundamentalmente de todo lo anterior. Tantos y tantos males son cosas que nos han despertado y nos han hecho reflexionar sobre el papel director que está tomando cada día la ciencia, hasta el punto de controlar demasiados aspectos de nuestras vidas, hasta el punto de imponerse sobre los rasgos más inherentes al ser humano. ¿Existe un peligro real de que la ciencia niegue al ser humano como tal? Cada día crece entre nosotros la sensación o certidumbre que cada persona es tratada como un número, como un producto que se deshecha cuando no sirve, cuando no produce.

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   La Ciencia es una forma más de conocimiento que nos ha proporcionado una evolución técnica que debería hacernos la vida más fácil, sin embargo ha cometido tremendos errores porque se ha utilizado más con fines de productividad económica que en mejorar la vida de la Humanidad. No debemos dejarnos engañar por la mala propaganda de los tiempos pasados, lo cierto es que hoy no podemos estar nada orgullosos sobre nuestra situación actual, pues teniendo la ventaja que nunca tuvieron nuestros antepasados, poseemos un mayor conocimiento científico, y con todo, los males se multiplican y los problemas tradicionales permanecen: hambre, guerra, enfermedad y muerte. El factor económico una vez más es el azote que siempre ha pesado sobre cualquier otra causa, y en el fondo resulta muy difícil encontrar un conflicto que no haya sido provocado por el deseo de poseer más tierras, recursos, oro y poder.

   Veamos un ejemplo sencillo del descontrol o deriva de una Ciencia al servicio de la rentabilidad. Cuando salieron los primeros coches, todo el mundo quedó contento y satisfecho con el progreso que supuso la creación de los primeros vehículos de motor. Todo un adelanto técnico que acabó extendiéndose por el globo, y todo era maravilloso porque el coche era un exponente más del progreso de la ciencia. Sin embargo, ningún científico pronosticó que llegaría el día en que nos asfixiaríamos por la congestión del tráfico, porque prevalecían los beneficios económicos a corto plazo que los efectos perniciosos para los seres humanos a medio-largo plazo.
   Esta falta de previsión o errores sistemáticos de la Ciencia, se debieron y se siguen debiendo principalmente a la carencia de unos principios cualitativos, y al total sometimiento a unos valores cuantitativos.

   En este mundo, en concreto el mundo más técnicamente adelantado, el poder humano establecido no está al mismo nivel de nuestra conducta espiritual, moral y social. Este desequilibrio entre lo que se debiera hacer y lo que se hace pone en serio peligro a la especie humana.

El mundo habla incesantemente de una manera y obra constantemente de otra.

G. LEOPARDI.   


   En otras palabras, que nada funciona como debiera funcionar. Posiblemente esperábamos más de una civilización que ha alcanzado semejantes cotas de evolución tecnológica.


La insatisfacción en gran medida producida por todos los problemas que padecemos hoy se deben a que en los últimos tiempos la Humanidad ha centrado todos sus esfuerzos casi exclusivamente en el desarrollo de nuestro poder materialista, para ejercer el dominio de unos pocos sobre la inmensa mayoría. En este camino, el progreso tecnológico ha sido vertiginoso, pero hemos descuidado algo muy importante, algo que todas las filosofías y religiones históricas han estado diciéndonos, durante siglos, y es que debemos prestar más atención y dedicar más energía al dominio de nosotros mismos y al mejoramiento de nuestras relaciones con nuestros semejantes.


   La ciencia, la tecnología se ha desarrollado tremendamente, ha sido tal la fijación y el esfuerzo dedicado que nuestra inteligencia y corazón han descuidado otras necesidades fundamentales tales como conseguir que nuestra vida social y nuestra conducta en general alcance un nivel digno para seres que tienen un enorme poder en sus manos.

La civilización moderna adora a la bestia que llevamos dentro, adora a la materia, es materialismo puro.

MAHATMA GANDHI.   


   Nos damos cuenta que no somos aptos para ejercer el poder que tenemos, y esto es la cosa más peligrosa en nuestra actual situación.

Nuestra tecnología se ha hecho tan potente que estamos convirtiéndonos en un peligro para nosotros mismos.

CARL SAGAN.   


   Alguna vez pensamos que la tecnología solucionaría los problemas básicos de una sociedad, pero no ocurre así, y se cumple el dicho que el progreso tiene un precio que tenemos que pagar, literal y metafóricamente. Todos estos males que hemos comentado no aparecen por casualidad ni por un azar del destino o un plan maestro del Hacedor, no. Todos los males que padecemos y que hemos mencionado al principio de este artículo son obra nuestra. El siguiente video escenifica los estragos cometidos, concretamente con los recursos.



   Hoy día se sigue empeñado ciegamente en el desarrollo tecnológico, el poder material, que nos coloca a merced para ser explotados como se ha hecho en el pasado, mientras la vasta mayoría de la raza humana sigue en niveles agrícolas en un grave contraste con los países adelantados. Si la Ciencia continúa estando en manos de grupos elitistas, carentes de unos valores cualitativos, llámese éticos, morales o sagrados, una nueva forma de despotismo reaparecerá y basará su poder en el control tecnológico que está hundiendo sus dientes en todos los aspectos de la vida y que afectará al ser humano en todos los planos de su existencia, con el peligro de obtener un ser humano cada vez más dócil, sin valores, sin convicciones ni reglas, con actitud voluble, vicioso, vacío de contenido, deshumanizado y por tanto, muy fácil de manipular.

   Rousseau creía que el desarrollo de la tecnología y de la ciencia estaba deshumanizando al hombre. ¿Por qué dijo esto?. Esta conclusión se reveló fecunda con toda la evidencia manifiesta del siglo XX de que la ciencia y tecnología, efectivamente están deshumanizando al hombre. Por todo ello, la principal cuestión que quería trasladar en este primer artículo de Zona Pangea es si verdaderamente los verdaderos intereses de la Humanidad son realmente servidos por la soberanía de la ciencia.

Las consecuencias perniciosas de un progreso tecnológico sin restricciones están ya a la vista: lagos y ríos contaminados, una atmósfera envenenada, armas atómicas y todo lo demás. Evidentemente nuestras acciones necesitan nuevas guías... debe haber otro código de valores, otras metas que no sean las de la practicabilidad.

WERNER HEISENBERG.   


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5 Misterios del mundo sumerio. Etnia, Lengua y Religion.


   Uno de los mayores misterios de la civilización sumeria es la dificultad por determinar su etnia, ya que todos los estudios antropológicos que se han llevado a cabo han sido infructuosos. La poca información que tenemos sobre su etnia procede de los propios sumerios que se denominaban ellos mismos cabezas negras o sag-sig-ga, y de las representaciones escultóricas que han sobrevivido, pero que no establecen un tipo humano definido, pues las representaciones halladas tanto en áreas propiamente semitas como sumerias son totalmente convencionales. No existen elementos para aislar una etnia determinada, esto puede ser debido a que el período en que se realizaron estas representaciones refleja ya un mundo cultural sumerio-semita fusionado en el que desconocemos muchos de los elementos propios u originales de cada etnia. De la misma forma que los semitas absorben elementos culturales sumerios, los sumerios también hicieron lo mismo tomando elementos del pueblo semita. Por supuesto, habría más pueblos implicados, pero el factor semita pesaba bastante en la configuración de la cultura sumeria resultante. Esta dificultad para averiguar las características del pueblo sumerio original implica otra dificultad que es descubrir su procedencia geográfica, tema que trataremos en otro artículo.

Una de las mejores obras de la plástica sumeria, hallada en Uruk y datada a finales del IV milenio a.C. es la Dama de Warka. Obra en alabastro que pudo formar parte de un cuerpo completo, el tamaño de la cabeza tiene una altura de 20 centímetros y muestra el rostro de una mujer no identificada. Estamos ante uno de los mejores acabados para un retrato dada la antigüedad de la pieza. La obra ha perdido un tocado que iría ensamblado, y los ojos que serían conchas.

   Un segundo misterio para el que hoy todavía no tenemos una respuesta concluyente es el origen de la lengua sumeria, la lengua del planeta más antigua conocida, y que no ha podido ser emparentada con ninguna familia lingüística, esta incógnita nos hace más difícil rastrear la procedencia geográfica del pueblo sumerio. Una de las pocas cosas que sabemos de la lengua de la primera civilización atañe a su estructura, que comparte ciertos elementos comunes con otras lenguas actuales como el vasco, turco, húngaro y finlandés, así como otras lenguas africanas y malayo-polinésicas. Aunque hemos afirmado que la lengua sumeria pueda ser la lengua más antigua del planeta, debemos considerar la existencia de una protolengua que partiría de África hace muchos miles de años y que se extendió y dispersó por todo el mundo. Esta Lengua Madre se desmembró y configuró otras muchas por todo el globo, lenguas que pudieron conservar algún elemento común detectable cuando las comunidades neolíticas desarrollaron formas de escritura, así pueblos neolíticos, como en Europa la cultura Vinca, en Serbia, pudieron utilizar una lengua más antigua que la sumeria. En Vinca se descubrió un sistema primitivo de escritura, pseudo-escritura, o proto-escritura si se quiere, que podría haber irradiado a otras culturas florecientes como la sumeria.

   En tercer lugar, la religión constituye otro de los misterios del mundo sumerio, porque no se ha podido esclarecer cuál era exactamente la religión sumeria. En este proceso de fusión semita-sumerio (y de otros pueblos de menor presencia que vivieron en Mesopotamia), la religión, trascendental en todos los tiempos, como fuente primordial de cultura, afianzadora de la cohesión social de las comunidades y transmisora de valores, en Sumer no se detecta con unos rasgos definitorios claros. Es el mismo problema que tenemos con la etnia, la combinación cultural de lo semita y lo sumerio conduce a una asimilación mutua de ambas religiones, donde se combinan los distintos dioses, esto plantea más incógnitas que respuestas. Nuevamente, desafortunadamente, no podemos identificar lo propiamente sumerio de lo semita, y es muy difícil aislar las particularidades religiosas de cada grupo étnico-social, por eso también consideraremos la religión sumeria como otro misterio, no podemos distinguirla al estar plenamente integrada o fundida con el mundo semita.

   En todo caso el mundo religioso sumerio antes de su fusión con otros pueblos, compartiría rasgos similares a los de culturas ligadas a un mundo agro-pastoril, en este tipo de religión los dioses más importantes serían aquellos asociados al agua, fundamental para la vida, la fertilidad de los campos y sostenimiento de un ganado. El agua es sagrada dentro del ciclo agrario, pero también son importantes los dioses relacionados con la actividad sexual, actividad entendida en el sentido de principio generador de seres humanos y ganado, nada que ver con la biología ciega en movimiento de hoy que distorsiona el pasado y lo presenta como si fuera una extensa feria hedonista. En esencia, podría decirse que desde el principio de los tiempos, desde que el hombre adquiere conciencia de su ser y su entorno, la religión es consecuencia de su propia racionalidad pues busca el sentido de los aspectos fundamentales de la vida, lo que de verdad importa, al margen de sus necesidades materiales básicas, la Humanidad adquiere conciencia de las grandes cuestiones espirituales que le afectan, emerge el concepto de divinidad, inherente al ser humano, conciencia de un orden superior, de algo más soberano que trasciende a todo. Fue un factor decisivo a la hora del despertar del hombre desde que adquirió una conciencia de inteligencia y su deseo de intervenir en las fuerzas más desconocidas del universo a través de los ritos, el mito, la magia o la religión, distintos modos que se especializarán y que tratan de entender y/o intervenir en las leyes del universo, remarcando siempre el profundo respeto por el orden natural o lo divinamente establecido, y todo lo que contiene, con el establecimiento de unas normas, que contribuyen a un orden social.


   En este apartado hemos tratado sucintamente tres de los grandes misterios del mundo sumerio: la raza, la lengua y la religión, claves culturales que pueden seguir siendo consideradas un misterio. Nuevas excavaciones y estudios interdisciplinarios podrán algún día aportar más luz sobre Sumer. Nunca se sabe lo que un día puede aparecer en cualquier parte del mundo que pudiera cambiar los cimientos de la historia. ¿Cómo se podría demostrar la existencia de otra antiquísima civilización que hubiese desaparecido totalmente sin dejar rastro?, por inercia sólo pensamos que sólo existe lo que se encuentra, pero también existió lo que aún no se ha encontrado, como muchos pueblos referidos en textos, y hay tantos textos que no nos han llegado. Es muy probable que hubiera otros pueblos remotos que nadie conoció o se perdieron en el tiempo, en gran medida es por esto que aún existen tantas y tantas cuestiones por resolver.

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3 Tartessos. El despertar de una civilización occidental.

   Uno de los pueblos más importantes de la península ibérica fue Tartessos, cuya capital aún no ha sido hallada, tal vez sepultada en el mismo valle del Guadalquivir, valle que antaño fue un brazo de mar. Sobre Tartessos existen varias fuentes clásicas que señalan a esta cultura como la más civilizada de la península ibérica, civilizada siempre en el sentido de hacer vida en las ciudades. La cultura o reino de Tartessos comprendía cerca de doscientas ciudades y conformó el primer proto-estado de la historia prehispánica. He utilizado el término proto-estado porque la arqueología no ha revelado suficientes pruebas que demuestren la existencia de un auténtico estado. No obstante, cualquier día nuevos descubrimientos podrán corroborar las fuentes clásicas que hablan de un gran reino, el de Argantonio, el de Gerión, que seguramente fueron personajes reales.


   Sobre la situación y límites geográficos de Tartessos existen dos teorías factibles, una minimalista que reduce al ámbito tartéssico exclusivamente la zona de Huelva y el valle del Guadalquivir. La segunda teoría, maximalista, abarcaría a toda Andalucía, incluso Murcia.



   Respecto al origen de Tartessos como cultura singular, nuevamente hay dualidad de posturas. En base al registro arqueológico hay quiénes piensan que fue producto de una intervención foránea, concretamente fenicia. En cambio, otros investigadores interpretan lo contrario y defienden que el fenómeno tartéssico fue una evolución autóctona, y que los fenicios llegaron después. Lo más probable es que ambas teorías tengan su parte de razón, y así ninguno sin el otro hubieran prosperado, una previa evolución indígena que alcanza su cenit con la llegada fenicia, dando salida “internacional” al producto indígena, una industria nativa estimulada para crecer más.

   Otra cuestión es la cronología, en qué momento podemos considerar Tartessos como cultura. Una vez más, debido a la imprecisión de su origen, se presentan dos dataciones en función de la presencia de fenicios, constatada a partir del 750 a.C.
Los autoctonistas consideran que Tartessos comienza en el Bronce Reciente I (1200 a.C.), mientras que los orientalistas proponen que Tartessos comenzó con la llegada fenicia en el Bronce Reciente III (750 a.C.).

   En cuanto a su final, al menos aquí si hay acuerdo para fijar el declive tartésico a mediados del siglo VI. (550 a.C.). Desde entonces lo tartésico pasó a denominarse turdetano. En otro artículo veremos cómo pudo suceder esta crisis y nos centraremos en otros aspectos del fenómeno tartésico.


Cronología básica del mundo tartésico:

- Bronce Reciente I (1200-1000) a.C.

- Bronce Reciente II (1000-750) a.C.

- Bronce Reciente III (750-550) a.C.

Este último período BR-III es también conocido como Orientalizante. Es la etapa de mayor esplendor del mundo tartésico.




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2 El Antiguo Egipto. La unificación.

   En el ocaso de los tiempos prehistóricos, las tierras de Egipto presentaban dos culturas diferenciadas, una meridional asentada en el valle, notablemente más avanzada, y otra septentrional en el delta, menos desarrollada. A continuación según nos cuentan algunas fuentes documentales la cultura del norte se desvaneció, por lo que la civilización egipcia emanó principalmente de la cultura del sur.

   Según la tradición antigua el reino de Egipto habría sido unificado en varias ocasiones, la unidad se lograría tras muchos ensayos no exentos de conflictos y guerras entre las tendencias aglutinadoras y disgregadoras, polos opuestos que son la tónica dominante en los grandes estados y en todas las épocas. La culminación de este proceso se deduce por la existencia de una sola capitalidad para todo el país. Este hecho se produjo aproximadamente en el año 3100 a.C. con la victoria del sur liderada por Hieracómpolis sobre los territorios del norte, que según los escritos de Manetón fue llevado a cabo por la Dinastía I. En este momento un sólo monarca llevaría la doble corona, signo inequívoco de un reino definitivamente unido, la lenta consolidación de la realeza egipcia había costado alrededor de cuatro siglos. Importante en este sentido y para este momento es la fuente documental conocida como Texto de las Pirámides, un conjunto de textos de carácter religioso grabados en las paredes de varias pirámides durante los años que comprendieron la V y VIII dinastías, en el período final del Reino Antiguo.

   Otro documento arqueológico, la Piedra de Palermo, presenta un resumen de los reinados de todos los monarcas hasta la V dinastía, incluidos los reyes anteriores a la Dinastía I, en su elaboración participarían historias de la tradición oral aunque la información referida contribuye poco a esclarecer cómo se legitimó la realeza. En cambio, sí ofrece datos de naturaleza diversa como las crecidas del Nilo, las ceremonias religiosas o los impuestos.


   En la imagen superior podemos ver la Piedra de Palermo, una placa de piedra fragmentada de procedencia desconocida con abundante contenido jeroglífico. Fue descubierta en 1895 en el propio Museo de Palermo, años más tarde aparecieron más fragmentos, un total de siete que se han ido dispersando por diferentes museos, presenta como primer faraón a Aha, cuya histórica existencia está confirmada por la arqueología.

   Otra vía que se desprende del estudio del registro arqueológico asigna al rey Menes la reunificación del país en torno al 3200 a.C. De este modo, Menes sería el primer rey faraón de la Dinastía I, igual que en la lista transmitida por Manetón, que fue un sacerdote que vivió casi tres milenios después de la unificación de Egipto, en el siglo III a.C. redactó una lista quizá por encargo del faraón Ptolomeo II en la que se estableció el orden de las dinastías y los monarcas que las componían. Menes también aparece en otras listas reales, y el historiador Herodoto lo menciona como “Min”.

Apenas hubo Min (Menes), el primer rey, desvíado el Nilo y enjugado, fundó primeramente en él la ciudad que ahora se llama Menfis, realmente edificada en aquella especie de garganta de Egipto, rodeada por una laguna artificial que él mismo mandó excavar por el Norte y Mediodía, empezando desde el río que la cerraba al oriente. Al mismo tiempo fundó en su nueva ciudad un templo a Vulcano, monumento en verdad magnífico y memorable.
HERODOTO. Libro II, XCIX.   

   En este período confuso existe otra figura "mítica" asociada a Menes, su gesta heroica consistió en haber llevado a cabo la reunificación, es el rey Narmer (el mítico Rey Escorpión), que bien podría ser el mismo personaje que Menes, si fuera así Narmer sería el auténtico nombre del faraón y Menes sólo un apelativo. O incluso se ha barajado que el nombre Narmer sea un error de transcripción. De este modo tendríamos un único personaje Menes-Narmer inaugurando la Dinastía I, el mismo faraón mencionado como Horus Aha que significa Horus, el que combate. Este Narmer-Menes habría tomado el nombre de Aha tras la unificación de los reinos.

   Sin embargo, tenemos otra interpretación que sostiene que el mítico rey Escorpión (Narmer) fue sucedido por Aha Menes. Y para complicar más todo, cabe la posibilidad de que Escorpión, Narmer y Aha sean los nombres de Horus de tres monarcas diferentes, uno de los cuales sería Menes, éste correspondería con el nombre nebty, el nombre de las dos damas: la diosa buitre Nekhbet (protectora del Norte) y la diosa cobra Uadjet (protectora del Sur).

   En definitiva, demasiadas teorías y posibilidades, donde ninguna solución es satisfactoria, nos inclinamos por la interpretación más general en que Escorpión sería uno de los últimos líderes de la lucha por la unidad de Egipto, Narmer-Menes sería el fundador del Reino y que Aha sería su primer sucesor. Me podía haber limitado a proponer esta última interpretación pero quería mostrar lo enrevesado del asunto, lo dificultoso que resulta para los egiptólogos reconstruir un pasado tan remoto de hace nada menos que 5000 años y poco más, con tan pocas piezas de un gran puzzle.


   Sobre el célebre Rey Escorpión se descubrieron varias paletas y cabezas de maza votivas, sobresalen la llamada Paleta de Narmer (arriba) y la maza del rey-escorpión (abajo), objetos hallados en Hieracómpolis. Ambas recogen iconografía clara de fácil lectura, al rey se le representa como Horus, el primer unificador del país. El rey derrota a sus enemigos en actitud triunfante y presenta las dos coronas:
la del norte es la roja del Bajo Egipto (área del delta):
y la del sur es la blanca del Alto Egipto (zona del valle):
En adelante la corona de un Egipto unificado (Bajo y Alto Egipto):

   Curiosamente se representa la monarca tocado con una corona distinta en cada cara de la paleta, esta doble representación Corona blanca-Corona roja implica la realidad de dos países, aunque reunificados se hace constar la existencia de dos Egiptos. Entre los dos territorios se situará la capital Menfis, estratégica ubicación orientada al control político de las dos zonas. El monarca ha triunfado sobre el Norte, se conmemora por vez primera la victoria del faraón sobre sus enemigos que tiene su simbología como triunfo del orden sobre el caos, la confrontación de ambos reinos se ha resuelto en un estado único. Bajo Narmer el valle del Nilo está políticamente unido.




   Aquí podemos ver dos imágenes de la Maza del Rey Escorpión, a la derecha una ampliación que permite apreciar nuevamente la corona blanca del Bajo Egipto. Obsérvese frente al rostro del monarca el artrópodo que ha servido para dar el nombre de Rey Escorpión, acompañado por unos sirvientes que portan grandes abanicos de plumas y largos mangos, los más antiguos representados.

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