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7 La civilizacion micenica. La era de los aqueos

   Allá por el 1700 a.C. mientras la influencia de la magnífica civilización cretense había alcanzado gran peso internacional, en buena parte de Grecia se detecta cierta unidad cultural, al consolidarse el primer pueblo del que se sabe habló griego: la civilización micénica. Esta civilización del Egeo junto a la civilización cretense pertenecen a un mundo prehelénico mucho más amplio, del que se nutrirá y germinará posteriormente la civilización griega. (La antigua Grecia. Períodos y consideraciones culturales-). El término micénico es útil para designar este período concreto de la historia que transcurre entre los años 1700 al 1200 a.C. aproximadamente.

Máscara de Agamenón. El término micénico fue acuñado por Heinrich Schliemann (el descubridor de Troya) que en 1876 realizó una sistemática excavación en la ciudadela de Micenas hallando el palacio y el denominado Círculo funerario A (en una de sus tumbas de fosa halló ricos ajuares, entre los que se encontró la célebre Máscara de Agamenón, perteneciente al siglo XVI a.C. En realidad no se trata de este rey, sino de un príncipe 3 siglos más antiguo. Esta máscara realizada en una fina lámina de oro mediante repujado representa seguramente el tipo ideal de la sociedad micénica, a diferencia de la cretense, presenta barba y bigote, con un semblante varonil que el orfebre trató de dotar con el mayor realismo posible.

   El mundo micénico abarcó una serie de ciudades ubicadas en los territorios que se extienden desde el sur del Peloponeso, el Ática, hasta el Norte de Beocia. Todas estas ciudades tuvieron en común una unidad cultural, aunque no política como afirma Homero en la Ilíada, pues en estos tiempos acontece la destrucción de Troya en torno al 1300 a.C., fecha tan relativa como insegura (además Troya fue destruida muchas veces, no hubo una guerra de Troya, sino varias guerras de Troya. Se pensaba que los micénicos que asediaron la Troya homérica estaban unificados federalmente bajo el rey de Micenas (Agamenón) como “rey” de los aqueos, sin embargo, más que unidad política lo que realmente existió fue una alianza de ciudades propia de una sociedad pirática en busca de botín.

    Restos de la acrópolis de Micenas (maqueta).

   Los primeros señores micénicos debieron vivir en tiendas o estructuras de madera, las ciudades halladas en piedra fueron construcciones más tardías y no se fortificaron hasta finales del siglo XIII a.C., en unos momentos de violentos conflictos y grandes destrucciones generalizadas. Sólo en la Argólida hubo cerca de 10 recintos de piedra, 7 en Ática y 10 en Beocia. Según la arqueología para esta época fueron atacadas algunas de las grandes fortalezas. En el siglo XII a.C. se produjo la destrucción de Micenas. Pilos y Tirinto fueron destruidas por el fuego y muchos centros menores quedaron abandonados. En el caso de Pilos, que sería arrasado y destruido por el fuego, cabe señalar que el archivo de este pequeño palacio provinciano se salvó por puro capricho del destino, el fuego coció las tablillas de arcilla perpetuando así su conservación, ¡no hay mal que por bien no venga!, así se ha podido conocer datos muy interesantes de la situación que se vivía en Pilos por aquella época, que no sería muy distinta a la de otros enclaves micénicos. Según las tablillas el panorama refiere intensas operaciones bélicas con incremento de la producción de armas, afán recaudatorio, situación de tropas, aprovisionamiento de agua, todo apunta a que se prepararon para un inminente asedio.


A grandes rasgos podemos distinguir tres etapas en el mundo micénico:

-Período creto-micénico (1650-1400) a.C.. Conviven los minoicos (cretenses) y los micénicos (aqueos), éstos últimos se harán o heredarán el poder de los primeros.
-Período micénico (1400-1200) a.C.. Elevación y declive de la civilización micénica.
-Período post-micénico o sub-micénico. (1200-1150) a.C.. Los reductos micénicos supervivientes acaban siendo asimilados por el pueblo dorio, mientras otros grupos se trasladan a las costas de jonia.


   Poco sabemos sobre las relaciones que se mantenían entre las ciudades micénicas, lo que si se conoce son las relaciones exteriores y la eficaz administración interna de la que gozaron sus ciudades. A partir del 1400 a.C. los micénicos tomaron el control de la isla de Creta, la tocada civilización minoica, como ya vimos, había sufrido una serie de catástrofes naturales de las que no pudo recobrarse como potencia, (ver -Creta. La floreciente civilización minoica-). Es posible que en el pasado los micénicos estuvieran en contacto con los cretenses, que les utilizaran como mercenarios, y más tarde los micénicos en el ocaso del poder minoico se convertirían en los nuevos amos. Esto significó que los micénicos tomaron el control del mar a los minoicos, se beneficiaron de los mercados mediterráneos cretenses en el Este y establecieron nuevos mercados en el Oeste. He aquí una breve relación de algunas de las ciudades que formaron parte de esta civilización egea: Sesclo, Delfos, Itaca, Zacinto, Calidón, Dimas, Olimpia, Corifasion, Amiclas, Atenas, Maratón, Paros, Naxos, Gla, Orcómeno, Calcis, Troya, Colofón, Mileto, Lindos, Cnosos, Kydonia, Faistos, además de las tres que más conocemos (Pilos, Tirinto y Micenas).

   Sus reyes ejercieron su poder a través de una compleja trama burocrática fuertemente centralizada e implacable en el control de los súbditos del reino. Los diversos escribas y empleados de este cuerpo burocrático utilizaban como medio de expresión la escritura llamada Lineal B (sólo utilizada en Cnossos y en el continente) que fue descifrada por M. Ventris y J. Chadwick. Esta escritura sería una adaptación de la original Lineal A, genuina de la cultura minoica (Creta) y aún no descifrada.

   Los micénicos destacaron por un gran espíritu bélico, aventurero y comercial (su comercio se extendió más allá de Sicilia y Lípari, hasta España). La presencia de perlas de ámbar en los ajuares funerarios de Micenas indica contactos con Europa del Norte, por lo que tuvo que existir un tráfico entre Dinamarca, Alemania septentrional y el mundo micénico. Micenas alcanzó una vida de cierto refinamiento intelectual y gran lujo. Su arquitectura colosalista y elegante de sus tumbas reales, así como las dimensiones de sus formidables murallas ciclópeas de unos 8-9 metros de altura, testimonian la grandeza y poderío que llegó a tener.


Relieve de la Puerta de los Leones (Micenas). Micenas acabó siendo una ciudad-fortificada a la que se accedía por la monumental Puerta de los Leones, abierta en la sólida muralla. La Puerta de los Leones es un gran relieve calizo situado sobre un triángulo de descarga que evita la ruptura del dintel. Representa a dos leones, tal vez fueran grifos, flanqueando a modo heráldico una columna elevada sobre unas banquetas, que simboliza a la diosa del Pilar, una Gran Madre Anatólica.

   Micenas contenía viviendas palaciegas y templos lo que implica instrumentos de control políticos, militares e ideológicos. Tal sistema centralizado imita sin duda los sistemas administrativos más avanzados de Asia y Egipto, de lo que se infiere que pudo haber sido transmitido a través de los minoicos (Creta). Un edificio habitual es el megarón o casa, el megarón micénico se disponía longitudinalmente con una sola entrada, en el centro se hallaba el hogar para el fuego, sobre enlosado, con un perfecto dispositivo con salida de humos y entrada del aire, poseía un vestíbulo con columna que en opinión de algunos investigadores augura la incipiente configuración del templo griego clásico.


EL FINAL DEL MUNDO MICÉNICO.
   La cultura micénica tuvo sus enclaves principales en Micenas y Tirinto, que fueron auténticas acrópolis, con grandes murallas que aseguran la defensa… Como hemos señalado, hacia finales del siglo XIII a.C. (cerca del 1200 a.C.) las ciudades micénicas estaban siendo acosadas. Se construyó una muralla a través del istmo de Corinto y las fortificaciones fueron reforzadas. Fueron atacadas algunas de las grandes fortalezas, algunos centros sufren daños como Micenas que se recupera (pero por poco tiempo, sería destruida más tarde), Tirinto y Pilos son arrasados e incendiados. Muchos enclaves menores fueron abandonados, sólo en la región de Ática la mitad de los poblamientos son abandonados y en Mesenia se abandonan el 90% de los centros. Estos abandonos o migraciones forzadas por la inseguridad son la tónica general en todas las partes del mundo griego, todos parecen haber sido sorprendidos por una violencia inesperada y desmedida. En general los palacios experimentan un proceso de gran decadencia. El poder micénico nunca se recobró, y Micenas ya nunca será lo que fue, hacia mediados del siglo XII a.C. nuevas destrucciones con un alcance geográfico mayor produce nuevos abandonos, incluidos los grandes centros. Las áreas que antes fueron muy importantes ahora están despobladas. Algunos refugiados regresaron a las ruinas de sus ciudades y continuaron viviendo allí, pero apenas se relacionan, es un momento marcado por el aislamiento y la pobreza, estas comunidades son pequeñas, inseguras e inestables.

   Las causas del final del mundo micénico constituyen un misterio, no hay información determinante para exponer claramente el proceso, quizás cambios políticos en Asia determinaron cambios en el área micénica, tal vez incursiones o una rápida invasión desde el Norte, o la propia inestabilidad interna del mundo micénico, sólo podemos decir que el proceso debió ser complejo. Lo más razonable es pensar que convergieron varias causas como la invasión, aunque no está del todo claro de quién, y una crisis interna. Fuera como fuera, la consecuencia fue la desaparición de la estructura política y social, con una reducción de las relaciones exteriores bajo mínimos, que significó también la desaparición de la escritura Lineal B. No es seguro que los invasores fueran los dorios, este pueblo merece un capítulo aparte. Los responsables de la destrucción serían pueblos procedentes del Este, los mismos que por aquellas fechas liquidaron al imperio hitita en Anatolia y que fueron rechazados con muchas dificultades en Egipto, se trataría de los misteriosos pueblos del mar…

   No obstante, hubo pervivencias micénicas en Arcadia, una agreste zona montañosa del Peloponeso, estos vestigios postmicénicos permanecieron independientes hasta muy avanzado el período clásico griego. Otros grupos micénicos buscaron refugio en Ática, y desde allí, bajo el liderazgo de los atenienses, colonizaron las islas del litoral oeste de Asia Menor (en Anatolia, actual Turquía). Estas colonias micénicas florecieron y crecieron hasta constituir las famosas ciudades de Jonia, que desempeñarán un importante papel en la historia posterior de Grecia.

   En esencia, la cultura postmicénica o submicénica, fue asimilada a finales del siglo XII a.C. (hacia el 1100 a.C.) por unos nuevos habitantes, los dorios, que se infiltraron probablemente en Ática aunque luego serían a su vez asimilados por las tribus jonias, mientras que en Laconia y Tesalia las minorías dorias se establecieron con firmeza en el poder.


Como hemos visto no es fácil reconstruir lo que realmente sucedió, tendemos a simplificar los procesos, y más complicado resulta cuando faltan muchos de los datos, como ocurrirá a partir del siglo XII a.C. en el mundo egeo, un período conocido como Dark Age (Edad Oscura), unos siglos oscuros porque no tenemos apenas información del período que separó la descomposición del mundo micénico (siglo XII a.C.) y el comienzo del mundo arcaico griego, (siglo VIII a.C.). El final de la Edad Oscura, que veremos próximamente, marca el final del período prehelénico, es cuando comienza el ascenso de la civilización griega.


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2 Periodos de la civilizacion sumeria.


    Tres etapas fundamentales constituyen la historia de Sumer: Protodinástica, Acadia, y Neosumeria, las tres contienen un gran cúmulo de acontecimientos que abarcan todo el III milenio (del 3000 al 2000 a.C.) aproximadamente. A grandes rasgos sabemos que todas las ciudades se reconocían como parte de una unidad sumeria, que la propia Nippur era considerada el centro religioso de toda Sumer, pese a todo ello no existió una sede central del poder político. Todas y cada una de las ciudades tenían su propia autoridad que estaba constituida a modo de pequeña ciudad-estado. Esta desunión tuvo como consecuencia incesantes luchas y rivalidades dentro de las ciudades y entre ellas, por alcanzar mayor riqueza y hegemonía sobre el resto, con múltiples alianzas, guerras y enfrentamientos. Las continuas escaramuzas entre ciudades vecinas fueron la tónica dominante, sometimientos, destrucciones, auges y caídas, renacimientos y desapariciones de enclaves fueron algo habitual. Así, una ciudad-estado podía conseguir el control sobre otras eventualmente débiles, cada cierto tiempo surgía un dirigente audaz que podía obtener el título de rey, con la misma frecuencia que eran destronados otros, y así fueron las cosas hasta que se constituyó el primer ensayo imperialista (período acadio o sargónida), después de este intento imperial, la disgregación política volvió a reinar.

   Estatuilla en posición oferente de un gobernante (EN) de Uruk. Finales del IV milenio a.C.

   Intentar reproducir siglos de conquistas de unos territorios sobre otros sería interminable y la conclusión sería la misma: codicia como fuente de todo mal. Ahora tengamos presente una periodización de Sumer, como referencia cronológica siempre aproximada, en otros capítulos abordaremos lo más interesante de cada período con más detenimiento:

1.- PERIODO PROTODINÁSTICO (3000-2350) a.C.
También llamado período PRESARGÓNIDA o DINASTICO ARCAICO. Se caracterizó por ser la etapa en que se constituyen las ciudades a modo de pequeños estados independientes, hasta la conformación del imperio de Sargón de Akkad. En general se da una hegemonía alternativa entre muchas ciudades destacando Ur, Uruk y Lagash. En los primeros siglos el Templo ejerce un control casi completo sobre la ciudad, pero a mitad del período la situación se invierte y se eleva la monarquía a partir de 2750 a.C. Este ascenso significa una disminución del poder del Templo como centro regulador de la vida estatal, aunque el Templo nunca dejará de tener una posición relevante en toda la historia del Próximo Oriente antiguo. El conflicto entre rey y sacerdote persiste, sobre todo porque los templos tenían independencia a la que se opone el monarca sumerio o -EN-.


-El término EN puede generar confusión, debe tenerse en cuenta que en sus primeros tiempos designaría tanto al Señor como al Sacerdote. En todo caso EN alude al jefe de la comunidad urbana, en cuanto representante de la divinidad.

-Un segundo título interesante es el de LUGAL (hombre grande), este término refleja ruptura con la tradición precedente, y se aplica a un rey propiamente dicho. En su origen pudo ser un líder guerrero evocado de manera temporal en momentos críticos, cuyos poderes desaparecían una vez solucionada la contingencia. La alta autoridad civil que poseyó y las propias circunstancias del mundo sumerio contribuirían a que este título se perpetuase.

- Interesante es otro título, el ENSI, o más correcto ENSI-AK, es un título de menor importancia que los anteriores, equivale a administrador de cultivo, válido también como príncipe, aplicado a pequeños soberanos independientes o a príncipes sometidos a ciudades-estado.

   La confusión que puede generar el empleo de estos términos es producto de las diferencias idelógicas y políticas de quiénes los emplearon y de las vicisitudes propias de cada ciudad. Esto lo comento para que no nos resulte extraño encontrar un dirigente usando dos títulos Ensi y Lugal al mismo tiempo. O alguien que se titulase Lugal de una ciudad, fuese considerado Ensi por lugales de otras ciudades. Es interesante conocer estos matices para no caer en incoherencias.

   

2.- PERIODO ACADIO o SARGÓNIDA (2350-2154) a.C.
Por primera vez se logra una primera unificación de Sumer, una unión territorial de las ciudades-estado en manos de los acadios, un pueblo nómada semita, obra de Sargón de Akkad, que conquistó con sorprendente rapidez la totalidad de Sumeria. Su reinado supuso una etapa fundamental para la historia de Mesopotamia, ya que sentó las bases estructurales de un imperio universal, asentado en un nuevo concepto de sucesión dinástica y de legitimidad divina en una familia real particular. A pesar de su hegemonía, el imperio acadio sufrió graves disensiones internas y sus errores favorecieron la hostilidad de los sumerios y su disposición a formar alianzas con elementos ajenos como las hordas qutu.


3.- ETAPA NEOSUMERIA o RENACIMIENTO SUMERIO (2112-2004) a.C.
Es una de las etapas más oscuras de toda la historia sumeria, oscura por la falta de datos. En la agónica caída del imperio acadio la irrupción de los qutu (guti) no fue el factor decisivo, la presión en las fronteras de otras gentes como los elamitas, lullubi, hurritas, amorreos y los umman-manda entre otros, contribuyeron a agravar los problemas internos de un inoperante y terminal imperio acadio hasta su liquidación política. La consecuencia más beneficiosa de la ruina acadia fue la vuelta de reyes sumerios a sus propias ciudades-estado, ello permitió una revitalización de la cultura sumeria, una nueva etapa de esplendor conocida como Renacimiento Sumerio que protagonizaron entre otras ciudades dos florecientes dinastías:

- La II dinastía de Lagash (2155-2112) a.C.
- La III dinastía de Ur (2112-2004) a.C.

   Al final de este período otros pueblos e imperios serán los que deciden la historia de Mesopotamia, Ur sería arrasada por los elamitas, y el resto de ciudades que sobrevivieron, como herederas del legado sumerio, perdieron la unidad que les había dado el extinto imperio. El mundo sumerio se desmenuzó y rebrotó el cantonalismo regional. Las ciudades combatían de nuevo entre sí, y ya no gozarían de las ventajas de una unión que hace la fuerza. Llegarían otros tiempos en los que sobrevino como una tempestad, una nueva conquista protagonizada por el Imperio paleo-babilónico.

    He ofrecido un cuadro general sobre los avatares de la cultura sumeria, para que ahora podamos abordar esta civilización tan rica y compleja sin perdernos por los innumerables pueblos, personajes, y tantos otros aspectos que conformaron la historia de Mesopotamia durante el III milenio.
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