Una de las últimas grandes civilizaciones descubiertas fue la cultura de los hititas. Este pueblo de lengua indoeuropea había sido mencionado varias veces en la Biblia pero como suele ser habitual en muchas ramas de la ciencia, nadie presta suficiente atención a lo que se hace al otro lado de la valla, y se ignoró torpemente su existencia. No sería la primera, ni la última vez. Finalmente, gracias a la curiosidad, perspicacia, tenacidad y esfuerzo de unos pocos aventureros e investigadores se pudo ampliar nuestro conocimiento de la historia porque se logró rescatar del olvido a este gran imperio que se desarrolló en Anatolia (Asia Menor) y en el Próximo Oriente durante el II milenio a.C.
En la transición del III al II milenio a.C. Anatolia recibió oleadas de pueblos indoeuropeos que se fueron asentando en el territorio, aunque también se baraja la posibilidad que Anatolia sería la cuna de las lenguas indoeuropeas que se habrían difundido junto con la agricultura. Lo que podemos tener claro, es que antes del proceso de unificación en Anatolia existían principados con poblaciones hititas, conviviendo con luvitas (tambien gentes de lengua indoeuropea), al mismo tiempo estaban gentes no indoeuropeas como los hurritas, o la población Hatti. Ésta última, usaba una lengua pre-hitita no indoeuropea de Anatolia Central (Hatti) que fue hablada en la curva del río Halys (actual río Kizilirmak) y quizás más allá, pero nunca fue grabada por escrito por sus hablantes nativos.
Pero todo va cambiar hacia 1800 a.C. debido a una tendencia expansionista de las ciudades más importantes, éstas incluso mantenían relaciones comerciales con colonias asirias, mercados que acabarán desapareciendo.
Aunque los hititas no inventaron el carro de guerra, si tuvieron el mérito de aligerarlo para darle mayor velocidad, lo perfeccionaron con ruedas más sólidas para una mayor resistencia, de este modo se convirtió en un arma muy poderosa. A diferencia del carro egipcio que llevaba dos soldados, el carro hitita llevaba 3 hombres: un conductor y dos guerreros que cubrían el flanco izquierdo y el derecho, uno portaba el escudo y el otro llevaba arco y lanza, éste último era el aristócrata que daba las órdenes. El motivo de la capacidad triple de este vehículo responde a que los guerreros hititas desarrollaron la habilidad de coordinarse sin estorbarse en la lucha, sin embargo la evidencia sobre esta costumbre es débil y no estaría atestiguada hasta el siglo XIII a.C. (batalla de Kadesh 1285 a.C).
El país de Hatti
Hattusa, que será la gran capital del poderoso imperio, es un nombre cuyo origen no es propiamente hitita, sino que pertenecía a un pueblo anterior preindoeuropeo. La propia palabra hitita, deriva de la población indígena o preexistente a la que se llamaba "hatti".Este pueblo más antiguo o país de Hatti, era una floreciente civilización que germinó durante la Edad del Bronce a mediados del III milenio a.C. A comienzos del II milenio. a.C. en una etapa conocida como Período Karum (mediados del siglo XX hasta comienzos del XVIII a.C / 1950-1800 a.C), o de las Colonias Comerciales Asirias, su ciudad más sobresaliente, Hattus, representaba un fuerte obstáculo para el expansionismo hitita entorno al año 1800 a.C.
Si bien los hititas se hicieron con todo el país, también fueron lo suficientemente inteligentes como para no esclavizar a todos sus habitantes, ganándose finalmente la confianza y lealtad de las poblaciones hacia el nuevo estado. Esto no significa que no tuviesen esclavos, éstos serían adquiridos en mercados esclavistas o como resultado de campañas militares exteriores contra enemigos que serían tomados como prisioneros de guerra. En otras ocasiones podía convertirse en esclavo un asesino, que podía estar a la disposición de la familia de la víctima. Otras veces se podía convertir en esclavo a una persona que tuviera deudas sin pagar, aunque tenía el recurso de recuperar su libertad si miembros de su familia o amigos saldaban sus deudas.
Los Hatti habitaban el Norte de Capadocia (en la actual Turquía central) y habían fundado al Este del río Halys la ciudad de Hattus, hecho que conocemos gracias a las referencias facilitadas por los propios hititas que se hicieron con el país, del cual no sólo heredaron su capital sino también muchísimos elementos culturales, ritos, divinidades e incluso los nombres de muchos lugares. El panteón hitita oficial contenía los “mil dioses de Hatti”, reflejo de una tendencia a asimilar divinidades extranjeras, donde predominaron sobre todo los dioses hurritas y mesopotámicos. Lo cierto es que en Anatolia este período Karum se caracteriza por una fase de urbanización, con una floreciente cultura material que mezcla estilos nativos y foráneos.
Prácticamente la relevancia de la influencia hattiana en la ideología hitita de la realeza y el hecho de que el antiguo panteón hitita y su mitología, junto con las prácticas religiosas, eran casi completamente hattianas, puede ser solo el resultado de un largo proceso de asimilación, que no pudo lograrse exclusivamente con intercambios intensos entre dos áreas culturales, sino que testimonian una llegada, infiltración o asimilación paulatina de personas de habla hitita durante un largo período de tiempo.
¿De dónde procedían exactamente los hititas?
Para responder a esta cuestión se tuvieron que realizar arduos estudios lingüísticos que junto a otras disciplinas de la ciencia como la arqueología, pudieron desentrañar la prehistoria de los pueblos indoeuropeos. En esta labor destacan los estudios de María Gimbutas, que situaban la patria original de los indoeuropeos en las estepas ucranianas, concretamente en la cultura de los Kurganes (V-III milenio a.C.). Es por tanto aquí, desde las estepas rusas, donde partieron los indoeuropeos que se fueron dispersando abarcando regiones desde España, Irlanda, Grecia, Italia, Anatolia, Irán… hasta la India… Este hecho explica las similitudes de lenguas como el latín, griego y el sánscrito entre áreas geográficas tan separadas.
Ante esta revelación hay que tener en cuenta que los pueblos indoeuropeos son portadores de elementos culturales del viejo estrato indoeuropeo, lo que implica por ejemplo la adoración de divinidades tan inusuales como inesperadas tales como Mitra, Varuna o Indra, es decir dioses védicos que asociamos más con la India. Estos primeros grupos llegaron a crear en Próximo Oriente los primeros estados indoeuropeos, como fueron el reino de Mitanni o como el caso que nos ocupa, el reino hitita.
Para facilitar la comprensión que engloba a tantos grupos indoeuropeos se han diferenciado dos ramas principales, la primera sería la familia indoeuropea oriental (aria o indoaria) y la segunda comprende la familia indoeuropea occidental (la que poblaría Europa que también incluye Anatolia, y con ella a los hititas).
En esta tesitura nos encontramos con los hititas siguiendo la ruta hacia Occidente, rodeando el Mar Negro por el Este para acceder a Anatolia. Hacia 1800 a.C. un decidido contingente hitita se instala y acaba tomando el país de Hatti, cuya lengua original se perdería para siempre, desde entonces se estableció la lengua hitita, denominada “nesili” o “nesita” (de ahí, el nombre de la ciudad de Nesa, que es como denominaban los hititas a Kanish).
El interés por Anatolia viene de muy antiguo, es una vasta región que desde finales del III milenio a.C. estaba densamente poblada donde convivían en relativa paz indoeuropeos y asiánicos. Es un territorio rico en metales como el oro, la plata y concretamente el cobre, fundamental para la elaboración del bronce. Esto es suficiente para explicar el interés de aquella vasta región desde los tiempos de los soberanos acadios, y después por los reyes de la III dinastía de Ur.
La tierra de Hatti abarcaba varias ciudades independientes y rivales, sobresalían dos estados más grandes que delimitaron el territorio dentro de la curva del río Halys: el reino de Purushanda, que incluía un área de poblaciones de habla luvita, y el área de Kanish, bajo una preexistente dinastía hitita en Kussara. Estos datos no sólo atestiguan la fuerte presencia de personas de habla hitita en la región de Kanish, sino que el estilo y los íconos del arte hitita se gestaron allí, como lo demuestra la imagen de un dios de la guerra, parado sobre un león y con un hacha, representada en una lámina dorada hallada en Kultepe (Kanish).
Las deidades con hachas, cuyo animal sagrado es el león, se conocen por las obras de arte figurativas descubiertas en Kultepe. Los dioses de la guerra usualmente portan hachas, aunque a veces otras armas, y suelen sentarse o pararse sobre un león. Estas mismas escenas las hallamos con frecuencia especialmente en las impresiones de sellos de varios estilos descubiertos en Kultepe. La iconografía de leones y hachas evoca a uno de los Dioses de la Guerra hititas, Zababa, o su homólogo Hattiano, Wurunkatte.
Esta pieza es única en cuanto al estilo de representación. La figura de la deidad tiene un cuerpo delgado y proporcionado. Las representaciones bien definidas de los músculos de las piernas y las rodillas comienzan en las obras del período de las colonias comerciales asirias y continúan en los períodos siguientes. Uno de los paralelos más cercanos de este tipo de representación son la estatuilla Dövlek del Antiguo Reino Hitita o la figura de la deidad en la Puerta del Rey en Bogazkoy (Hattusas), una figura conocida del Período del Imperio Hitita. También es similar a las esbeltas proporciones corporales de la figura representada en el sello Tyszkiewicz, que data del antiguo período hitita (Antiguo Reino) y se considera un ejemplo avanzado de sello cilíndrico con mango tipo martillo, peculiar de Anatolia, una innovación que proviene de los últimos tiempos del período de las colonias comerciales asirias.
En el esquema que nos han inculcado en la sociedad actual, tendemos a polarizar siempre los procesos como la interpretación más fácil de asociar un idioma a una cultura. Sin embargo, no siempre hay correspondencia de la lengua con el origen étnico, pueblo o nación determinada. Es preciso reconocer que hablar de conflictos étnicos en la Edad del Bronce no tiene mucho sentido en la historia del reino hitita, porque las sociedades de las que formaba parte eran multiétnicas.
Y es que en Asia Menor no sólo existía el binomio lingüístico Hatti vs. Hitita. Había muchos otros grupos lingüísticos que se establecieron en Anatolia. Se hablaba palaico en la tierra de Pala (Paflagonia clásica), se hablaba luvita en el centro y el oeste de Anatolia (Arzawa, así como en Kizzuwatna), todas son regiones con coaliciones de principados. Y las partes S y SE de Anatolia se encontraban poblaciones de habla hurrita. Dado que las poblaciones que usan esos idiomas no vivían de forma aislada, también podemos esperar que estos idiomas se influyan entre sí en cierto grado, dependiendo de la naturaleza y la intensidad del contacto.
Ahora observemos este mapa de Anatolia donde aparece un asentamiento llamado Wilusa, éste es el nombre que utilizaban los hititas para referirse a la ciudad de Troya, cuyas fases arqueológicas corresponden a Troya V (1900 a. C.-1700 a. C.) que es una fase premicénica, y más adelante le sucedería Troya VI (1700-1300 a.C) y VII-A (1300-1250 a.C.), siendo ésta última probablemente la Troya homérica destruida por una coalición de pueblos micénicos. En realidad Troya sufrió varias destrucciones de diversa naturaleza a lo largo de su historia, padeció guerras, incendios e incluso fuertes terremotos.
En esta guisa la capital de Hatti (Hattus, Hattusa) era un asentamiento muy desarrollado con importante actividad comercial que presentaba un aspecto de ciudad fortificada. Al igual que Kanish, el enclave de Hattus tenía un papel económico relevante, con una importante colonia de mercaderes asirios. La presencia asiria se manifestaba por la actividad económica de un barrio entero que crecía espontáneamente. A este tipo de colonia de mercaderes asirios se la denomina Karum.
El término Karum tiene origen acadio que bien puede significar embarcadero o plaza del mercado, especialmente utilizado cuando se trata de puestos comerciales establecidos por los antiguos mercaderes asirios en Anatolia y otros lugares. Durante los primeros siglos del II milenio a.C, los comerciantes asirios procedentes de Assur, en el Alto Tigris, organizaron intercambios comerciales a gran escala con el centro de Anatolia. Se establecieron en varias localidades, llamadas karums. Esta palabra acadia, que generalmente designa el muelle o puerto en las ciudades mesopotámicas, se refiere en Anatolia al distrito comercial asirio y su edificio administrativo.
El relativo fácil acceso a Anatolia a través de los ríos Tigris y Eúfrates permitía a los mercaderes de Asiria establecer colonias por muchas ciudades de Anatolia. En este proceso lograron crear una red de colonias estables, siendo el Karum de Hattus la colonia más septentrional y lejana de todas, que dependían de la madre patria, Assur. Por este motivo el Karum de Hattus sería también el creado más recientemente.
En este orden de cosas transcurrían prósperos negocios en decenas de ciudades anatólicas como Hurama, Zalpa, Hattus, Kussara... donde se intercambiaban productos tales como el tejido asirio y el estaño iranio por cobre, plata, oro que se enviaba a Assur. La ciudad de Kanish era la cabeza principal de la red de colonias asirias, que convivían sin problema con otras etnias, tenían su propia organización política y pactaban su protección con los príncipes de cada ciudad. Casi todas las ciudades estaban gobernados por príncipes en relativa paz, pero a partir del siglo XVIII a.C. se suceden destrucciones relacionadas con procesos de unificación política y luchas por la hegemonía llevados a cabo por la ciudad de Kussara.
Las conquistas de los reyes Pithana y su hijo Anitta.
Es interesante el aprecio que le tienen los hititas a la ciudad de Kussara, que al igual que Nesa, revela cierto arraigo o tradición que evidencia una preexistencia de elementos indoeuropeos. El interés de los primeros reyes hititas en vincular su dinastía con la de los antiguos soberanos de la casa de Kussara hasta el mismo rey Anitta da testimonio de la trascendencia de esta ciudad en esta etapa de germinación del mundo hitita.Sería en torno al año 1780 a.C. cuando Pithana, rey de Kussara, conquista la antigua Kanish (llamada Nesa por los hititas), sin hacer daño alguno a sus habitantes, a diferencia de Hattus que sufrirá violenta destrucción. Es probable que Nesa cuyo nombre alude a la propia lengua de los hititas, era considerada parte inherente de tradición hitita y evidencia una creciente penetración de población portadora de lengua hitita a lo largo de bastante tiempo. En esencia, Pithana inicia una unificación que logra agrupar a los pequeños reinos que operaban en Anatolia.
A Pithana le sucederá su hijo, Anitta, quien trasladó la capital de Kussara a Nesa, donde levantó varios templos, a la diosa Sol Arinna, o los dedicados al dios de la Tempestad (que adopta varios nombres en función a sus distintas singularidades regionales). El nuevo rey se reveló extraordinario estratega, había recibido la mejor educación que se podía dar en una sociedad fuertemente militarizada como era la hitita.
Disponía de una red de espionaje eficaz que permitió atacar a todos sus rivales por separado cuando menos se lo esperaban. Se enfrentará a una coalición de reyezuelos que comandaba Pijusti, el rey de Hattus. Como varios de estos reyezuelos escapaban ilesos de las batallas, éstos se volvían a coaligar contra Anitta. El mismo Pijusti conformó otra coalición que enfureció todavía más al rey hitita, por ello, Anitta desató tal persecución contra sus enemigos que en una de sus huídas algunos acabaron ahogados en un gran lago.
En Hattus, donde se habían refugiado los últimos reyezuelos supervivientes, ante la imposibilidad de tomarla por la fuerza, Anitta decidió rendirla por hambre cortando todas sus líneas de suministro. De este modo, los defensores se debilitaron y enfermaron como es costumbre universal en los asedios o en condiciones de vida no idóneas, porque las enfermedades no vienen de virus que saltan de animales o virus endógenos que todos tenemos desde la gestación, sino por factores inmunosupresores como el hambre, sostenimiento de modos de vida más o menos insalubres, la desesperación por las desgracias de la guerra o la pobreza, la angustia, el pánico o el miedo a morir por muchas adversidades, cambios a un clima menos bondadoso ... Cuando Anitta comprobó que los soldados de la ciudad estaban desfallecidos, enfermos, incapaces de empuñar las armas debidamente, ordenó un ataque nocturno que aniquiló toda resistencia.
Para que quedase claro que nadie más osara desafiarle, mandó sembrar una planta espinosa en el suelo de Hattus, que simbolizaría desde entonces el perjurio, también lanzó una maldición contra la ciudad, que quedaría olvidada un siglo y medio después, a mediados del siglo XVII a.C. cuando otro rey eligiría la ciudad como nueva capital del reino hitita.
La conquista de Hattus hacia el año 1800 a.C. conllevó también la destrucción violenta del karum asirio y de otros barrios, fue un arrasamiento completo que se repitió en otros importantes enclaves anatolios que estaban funcionando como pequeños reinos independientes o ciudades-estado.
"Lo tomé por asalto durante la noche y en el lugar donde se levantaba la ciudad sembré mala hierba (zahheli). Que el dios de las tormentas aniquile a quien reine después de mí y ose repoblar Hattusas."
Referencia de una estela del rey Anita en el templo de Kussara
Las victoriosas empresas militares de Anitta fueron inscritas en las grandes puertas de la ciudad de Nesa. En esta operación puede decirse que Anitta ya había asimilado algunos elementos principales de la ideología regia hattiana, construyó en su ciudad un templo para Halmasuit, la diosa del trono hattiano que considera “su diosa”, por haberle entregado a Hattusa.
De este modo, se consideran a los reyes Pithana junto a su hijo Anitta los fundadores de la monarquía hitita, que había alcanzado una amplia hegemonía, especialmente tras la toma de Kanish por Pithana, y Hattus por Anitta. Anatolia quedaba en manos de los hititas que consolidan su poder. Es muy probable que esta época previa al nacimiento del imperio, según los estudios de arqueometalurgia, los hititas habían empezado a extraer hierro de sus minas y sus métodos de producción ya estaban establecidos, así comenzaron a forjar unas armas superiores que supusieron una ventaja tecnológica militar muy avanzada.
Podemos observar que básicamente los hititas inician su historia con la conquista de estas dos ciudades clave: Kanish y Hattus. La vieja Hattus del país de Hatti se convertirá en la nueva Hattusa del reino antiguo hitita hacia el 1700 a.C. destinada a ser la sede central de un gran imperio al mismo nivel que las grandes potencias de Egipto o Asiria. Debajo, una reconstrucción digital de la capital del imperio hitita en su etapa de mayor esplendor. Nuevos estudios sugieren que el desarrollo urbano de Hattus no fue tardío ni repentino sino que los hititas ocuparon el área de la Ciudad Alta mucho más temprano de lo que se pensaba, a partir del siglo XVI o principios del siglo XV a.C.
Entretanto en Mesopotamia se experimenta por las mismas fechas una fuerte inestabilidad política causada por la llegada de diferentes pueblos montañeses, como los hurritas que se consolidarán dando lugar a mediados del siglo XVI a.C. al reino de Mitanni, un potente estado que acabará controlando todo el Norte de Mesopotamia sometiendo a los asirios durante 4 siglos. Mientras en el centro y sur mesopotámicos el imperio amorrita de Hammurabi se debilita paulatinamente por la llegada de otro nuevo pueblo, los cassitas. El imperio paleobabilónico quedará liquidado en dos siglos, a comienzos del siglo XVI a.C.
Hemos contemplado el panorama anatólico en una fase de gestación del estado hitita. Si bien la historia de los hititas comienza con la conquista de las citadas Kanish y Hattus, los acontecimientos que siguieron después de las conquistas del rey Anitta no están muy claros, sería sucedido por Dudkhalia y sus hijos Pusarma y Pawahtelmah. Poco más podemos detallar.
Sólo podemos deducir que se produjo una tendencia expansionista unificadora que aglutinó a las ciudades más importantes de Anatolia central en el que estarían implicadas las más pudientes dinastías hititas. Cada estirpe lucharía por imponer su hegemonía a lo largo del siglo XVII a.C. De todos estos sucesos no hay información suficiente y permanecen en la oscuridad.
Recuperamos la luz a comienzos del siglo XVI a.C. en el que aparece documentado el que sería el fundador del imperio antiguo hitita, que eligió Hattusas como nueva capital, que renacerá de sus cenizas y se mostrará más poderosa y espectacular que nunca. Asimismo el rey cambió su nombre por el de Hattusil, que viene a significar "el de Hattusa" (1590-1560 a.C) y desde este momento se inicia la historia del Reino Antiguo que abordaremos en un próximo artículo.
"También se llamó a sí mismo Labarna, es decir, usó el nombre de su predecesor, que estaba casado con Tawananna, la hija de la abuela de Hattusil. Mientras que -labarna- se convirtió en el epíteto del rey hitita, -tawananna- se usó para designar a la reina. Esto podría indicar un sistema de referencia matrilineal, que jugó un cierto papel hasta el final del estado hitita, pero obviamente tuvo su origen en condiciones anteriores al estado cuando las estructuras del clan aún dominaban."
HORTS KLENGEL
Como puede observarse, ninguna potencia surge de la nada, podemos pensar que la historia de un imperio como el hitita comienza con Hattusil. Sin embargo, como hemos visto, los precedentes hititas cuentan una larga historia que determina como constante el establecimiento de pueblos y su evolución, donde interactúan con otros que les preceden. En conjunto se produce una acumulativa suma de elementos culturales que van construyendo la personalidad de la nueva comunidad emergente, componentes que no siempre se pueden detectar.
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