“Las montañas tenían una superficie irregular quebrada por los barrancos, y los árboles crecían muy juntos y muy altos. Por lo tanto, los romanos, incluso antes de que el enemigo los asaltara, estaban teniendo dificultades para talar árboles, despejar y adecentar caminos, e improvisar puentes en lugares que lo requieran.” 56,20,1 Historia romana. DION CASIO.
M
archaban las legiones intentando no perder la formación, lo que era bastante difícil, por lo anfractuoso del terreno, cruzando angostos caminos, cubiertos por la espesura de un bosque que se hacía más impenetrable y tenebroso. Las últimas patrullas de exploración enviadas no regresan, no vuelve nadie, ni los aliados, indicio funesto de lo que se avecina. Varo se ha quedado mudo, una gota de sudor desciende por su sien, el tormento de haber cometido el peor error por despreciar las advertencias de la traición de Arminio es ahora un nudo que le oprime la garganta. Por fin, aunque demasiado tarde, decide cambiar de dirección, volver a la calzada romana para llegar a la fortaleza más próxima, que era Aliso (Haltern probablemente, cerca del río Lippe). Pero no es una maniobra rápida de ejecutar, una columna humana que se extendía más de 15 kms, atascada en la tormenta, atrapada en la maraña de arboledas y matorrales, moviéndose despacio entre lodazales y lastrada con toda la población civil e impedimenta, es pedir demasiado, sobre su cabeza y la de todo el contingente romano se va a desatar toda la cólera de los germanos.
Y así avanzaba la interminable columna, llegó el momento álgido, cuando Arminio consideró que las legiones romanas se habían adentrado lo suficiente en el infausto bosque de Westfalia, conocido por las fuentes como Saltus Teutoburgiensis, de localización aún no determinada; la expresión popular “bosque de Teutoburgo” fue aplicada por referencia de Tácito en el siglo XVII. Entre las cientos de teorías se piensa que el Saltus Teutoburgiensis podría referirse a una franja de tierra cultivada con una anchura de 220 m entre Kalkriese y la gran ciénaga.
El régulo querusco dio la orden de atacar. En este esquema se aprecia muy bien la emboscada que dejaría atrapado y disgregado al contingente romano, en un cuello de botella entre la colina y el pantano.
Se desató el infierno, miles de jabalinas (frameae), flechas, piedras y hachas volaron de todas direcciones sobre las legiones que empezaron a ser esquilmadas.
“Pocos usan de espadas ni lanzas largas; pero tienen ciertas astas, que ellos llaman frameas, con un hierro angosto y corto, pero tan agudo y tan fácil de manejar, que se puede pelear con ella de lejos y de cerca, según la necesidad. La gente de a caballo se contenta con escudo y framea; la infantería se sirve también de armas arrojadizas, y trae cada uno muchas, las cuales tiran muy lejos. Andan desnudos, o con un sayo ligero. No son curiosos en su traje. Sólo traen los escudos muy pintados y de muy escogidos colores. Pocos traen lorigas, y apenas se halla uno o dos con casco de metal o de cuero.” CAYO CORNELIO TÁCITO. Germania. Del sitio, costumbres y pueblos de la Germania.
Tras la descarga de esta lluvia de armas arrojadizas que les debió parecer interminable a los romanos, se abalanzó ferozmente una impresionante marea de bárbaros portando hachas que barrían todo a su paso. Los atónitos soldados romanos fueron cayendo por miles ante la inesperada y tumultuosa embestida. Debió ser estremecedor ver cómo hordas de furibundos guerreros queruscos, brúcteros, angrivarios, entre otros, saliendo de todas partes por cientos, por miles, cargaban y derribaban a diestro y siniestro todo individuo que quedaba en pie sin apenas tiempo de reaccionar.
Furia Teutónica. Heliograbado de P. Jovanovic (1899). El lienzo era de enormes proporciones, unos 20 metros cuadrados, sin embargo, en 1910 las pinturas de Jovanovic Furia Teutonica y La batalla en el bosque de Teutoburgo se "perdieron" sin explicación. Museo de Belgrado.
“…los romanos no procedían en ningún orden regular, sino que estaban mezclados entre las carretas y los desarmados, por lo que no podían formarse fácilmente en ningún lugar de la columna, y eran menos en cada punto que sus asaltantes, sufrieron gravemente y no pudieron ofrecer ninguna resistencia.” 56.20.5. Historia romana. DION CASIO.
El caos y el pánico cundieron entre las filas romanas que fueron literalmente desechas, era imposible resistir en medio de ese huracán de hachas y sólo quedaba huir. En este trámite se produciría el mayor número de aniquilaciones individuales como suele ser en todas las batallas. Pero de ésta escaparon pocos, una masacre completa. En el desorden de la huida, algunos si tuvieron el coraje, y la oportunidad, de constituirse espontáneamente, decenas de grupos de soldados que unidos trataron de protegerse con sus escudos del violento empuje de los bárbaros. Los soldados romanos de estas formaciones heroicas, uno a uno fueron cayendo hasta el último.
Aún no había acabado la agonía para los romanos, quedaban tres días más de pesadilla. La batalla continuaba traducida en un hostigamiento y cacería del romano, grupos perseguidos llegaron al valle de Lippe (en el área central del mapa enlazado), bajo permanente ataque tras el estrecho pasaje de Kalkriese. Las diezmadas legiones se batían por escapar, hostigadas sin tregua, consiguieron alcanzar algunos fuertes, pero se vieron rodeados y desmoralizados, pereciendo en la resistencia.
Los mandos romanos toman una decisión desesperada, lanzar una carga de caballería en un terreno que no era apropiado, obviamente fue aniquilada. Entonces sí, los generales romanos vieron que todo estaba perdido. Lo que pasara por la mente de Varo debió ser una sensación espeluznante. Sabe lo que le aguarda si es capturado, decide quitarse la vida, porque dejarse prender significaría padecer un sufrimiento indescriptible a manos de este enemigo cuyos sacrificios sangrientos conocería bien. Varios oficiales siguieron su ejemplo y hundieron también sus gladius para reunirse con sus antepasados. Otros en cambio, prefirieron morir luchando, sin rendirse jamás, y así cumplieron su deseo.
Para desgracia de aquellos mandos que fueron capturados vivos y aquellos que probaron fortuna arrodillándose frente al vencedor, humillados en la rendición buscando salvar sus vidas, mejor hubieran hecho en morir por su propia mano, pues sufrieron el peor tormento de ser sacrificados a Wotan (dios germano de los muertos y la guerra, Padre de las Valquirias).
Los desgraciados legionarios que tuvieron más suerte fueron pasados a cuchillo. Tanto Dion Casio y Veleyo Patérculo, éste último era legado romano en Germania, relatan de manera casi idéntica la historia de cómo fue emboscado el ejército romano y que hubo un fuerte en Germania que permaneció en manos romanas resistiendo. Este fuerte, debió ser un gran bastión en el valle del Lippe, tal vez Aliso.
“Y los bárbaros ocuparon todos los fuertes, excepto uno, este contratiempo les impidió cruzar el Rin o invadir la Galia. Sin embargo, incapaces de reducir esta fortaleza, porque no entendían las tácticas de los asedios, y porque los romanos emplearon a numerosos arqueros, que repetidamente los repelieron y mataron a gran cantidad de ellos…/…Más tarde se enteraron que los romanos habían apostado una guardia en el Rin y que Tiberio se acercaba con un ejército imponente. Por lo tanto, la mayoría de los bárbaros se retiraron de la fortaleza…/…para no ser heridos por saltos repentinos por parte de la guarnición, vigilaban los caminos, esperando capturar la guarnición…/…Los romanos adentro, mientras tuvieran mucha comida, permanecieron donde estaban, esperando auxilo; pero cuando nadie acudió en su ayuda como también estaban hambrientos, esperaron una noche tormentosa y luego se marcharon. Ahora los soldados eran pocos, los desarmados muchos. (56.22.2a y 56.22.2b.) Historia romana. DION CASIO.
En esta huida nocturna, los romanos lograron superar sigilosamente varias posiciones avanzadas germanas, sin embargo, fueron descubiertos finalmente a causa de las mujeres y los niños demasiados asustados, muertos de frío, incompatible para el éxito de una operación de fuga masiva discreta.
“Y todos hubieran perecido o capturado, si los bárbaros no se hubieran entretenido en saquear. Esto brindó una oportunidad para que los más resistentes se alejaran un poco, e hicieron sonar las trompetas que ordenaban una marcha a doble paso para hacer creer al enemigo que habían sido enviados por Asprenas(*).” (56.22.3. Historia romana). DION CASIO
(*)Asprenas era el Comandante del Ejército de Germania Superior, sobrino de Varo, que llegaría más tarde al percatarse que algo terrible había sucedido.
“Por lo tanto, el enemigo cesó su búsqueda, y Asprenas, al enterarse de lo que estaba ocurriendo, realmente les brindó ayuda. Algunos de los prisioneros fueron rescatados por sus familiares y regresados del cautiverio; porque esto estaba permitido a condición de que los hombres rescatados permanecieran fuera de Italia. Esto, sin embargo, ocurrió más tarde”.
56.22.4. Historia romana. DION CASIO.
Batalla del bosque de Teutoburgo. Pintura de H. Knackfuss (School Museum Zetel and of Museum and Park Kalkriese).
La Huída de Casio Querea.
De aquel infierno sólo lograron escapar apenas un millar.Si bien en esta batalla los germanos pudieron perder 1/3 de sus fuerzas como mucho, para los romanos fue una masacre casi total, sólo escaparon 1000 de aquel Vietnam romano, es posible que algunos supervivientes llegarán a la fortaleza de Haltern (Aliso). Uno de los héroes, considerado el más valiente de Roma, logró salvar unas decenas de supervivientes, fue un oficial llamado Casio Querea, que tuvo la fortuna de salir del infierno germano. Reorganizó como pudo a unos 120 de sus efectivos, los pocos que pudieron rehacerse en el terrible desconcierto de unos cuadros desbaratados. Es por este motivo que conocemos buena parte de este episodio. Y así la historia del “Desastre de Varo” llegó hasta los oídos de Augusto, las noticias de aquel trágico suceso le hicieron caer en una profunda depresión. Las suspicacias le carcomieron de por vida, hasta tal punto que decidió licenciar a todos los galos y germanos de su guardia, porque ya no se fiaba de ningún extranjero.
XXIII. …Dícese, en fin, que experimentó tal desesperación, que se dejó crecer la barba y los cabellos durante muchos meses, golpeándose a veces la cabeza contra las paredes, y exclamando Quintillo Varo, devuélveme mis legiones (“Quintili Vare, legiones redde!”). Los aniversarios de este desastre fueron siempre para él tristes y lúgubres jornadas. Los Doce Césares. Octavio Augusto. SUETONIO.
Las 3 legiones fueron exterminadas en 4 días, en los estrechos senderos del bosque, a pocos kilómetros de lo que hoy es la ciudad de Osnabrück. La masacre causó enorme consternación hasta el punto que Roma nunca más utilizó los números de las legiones XVII, XVIII y XIX. Aunque se considera que Arminio expulsó al Este del Rin a los romanos de Germania, en realidad, las legiones romanas ejercieron una tremenda devastación entre los germanos en los años posteriores de la masacre de Teutoburgo. Se han encontrado vestigios de presencia militar romana incluso en el siglo III d.C. cerca de la ciudad de Kalefeld (al Sur de Hanover). Al final de este artículo dedicaremos unas líneas a la desconocida batalla de la colina de Harzhorn (235 d.C.)
Las noticias de la masacre causan conmoción en Roma.
En la frontera del Rin se movilizan más legiones.Obviamente algunos soldados supervivientes habían llegado al Rin, así que pronto la noticia de que algo terrible había ocurrido se extendió río arriba haciendo saltar todas las alarmas. En esta tesitura, desde Mongontiacum (Maguncia), el comandante Asprenas, despliega las legiones I Germánica y la V Alaudae al norte ocupando las fortalezas de Colonia y Xanten lo que disuadió a los germanos de invadir la Galia.
Las primeras noticias que se reciben en Roma provocaron pánico entre la población por lo que Augusto refuerza la guardia de la ciudad eterna por miedo a algún conato de rebelión. Temiendo por su vida, ante la abominable traición de Arminio, considera posible una conspiración de los germanos dentro de Roma. Así debe entenderse la expulsión de todos los germanos de su guardia personal, y la deportación de las comunidades galas y germanas establecidas en Roma. Por otra parte, desde el Danubio, el general Tiberio (futuro emperador) moviliza las legiones XX Valeria Victrix y la XXI Rapax hasta la Renania, se acabaron los tiempos de paz.
Entretanto, los germanos desvalijan a los muertos, se hacen con las águilas de las legiones, no hay peor humillación, descalabro, ni desgracia para Roma. En esta pintura de Pablo Outeiral se representa a unos legionarios protegiendo el águila.
Los bárbaros celebran la victoria, el cadáver de Varo es encontrado. Su cabeza es enviada como trofeo al jefe de los marcomanos Marbod (30 a.C.-37 d.C), acérrimo enemigo de los romanos. Arminio pretende una alianza con el jefe marcomano para hacer frente al enemigo común. Sin embargo, no acepta la proposición de alianza, teme represalias gratuitas, su tribu no ha participado en la emboscada. Es más, Marbud devuelve la cabeza a los romanos para no avivar aún más su ira, porque todos esperan una brutal reacción romana.
La Venganza de Roma.
El Destino de Arminio, su amada Thusnelda, y la de su hijo Tumélico.Para buen número de historiadores la debacle romana en Teutoburgo arruinó la romanización total de Germania, cambiando el curso de la historia del Imperio romano, de Alemania y toda Europa.
Cabía esperarse que Arminio tras esta formidabe victoria sería halagado por su pueblo. Sin embargo, hasta miembros de su propia familia le dieron la espalda. El régulo querusco no lograba unir a las tribus germanas, nido de rivalidades entre clanes y tribus, partidarios filoromanos, neutrales, las facciones belicosas, la fuga que protagonizó con Thusnelda, la hija de Segestes opuesto a este matrimonio tampoco ayudó a estabilizar la situación.
Pesaba en el ambiente germano el temor de una gran represalia, nada conveniente entre aquellos régulos germanos que tenían productivos tratos comerciales con Roma, consideraban que Arminio había cometido un grave error y las acaloradas discusiones entre los germanos fueron la tónica dominante por suerte para los romanos.
En general todos los pueblos que conquistaban los romanos se basaron en este principio, archiconocida es la cita divide et impera, “divide y vencerás”, aunque muchas veces no era necesario aplicarla, los propios pueblos antes de ser conquistados se las arreglaban estupendamente para estar divididos por méritos propios siendo siempre vulnerables a ser conquistados. De hecho, en toda la historia siempre se repite la misma pauta, las supuestas fáciles o rápidas conquistas de grandes territorios se deben a una situación de agotamiento, hastío hacia los gobernantes, crisis o guerras intestinas de los pueblos o estados que van a ser conquistados. Si se quería dividir más aún a las comunidades sólo había que pactar tratos independientes que ofrecían condiciones más ventajosas para unas comunidades que para otras, así estas desigualdades despertaban odios, envidias y rivalidades de unas comunidades contra otras.
En efecto, la reacción romana se va traducir en una serie de expediciones punitivas dirigidas por Tiberio Claudio Nerón contra las tribus germanas, éstas fueron castigadas con fuerza hasta el año 12 d.C. Así se cumple lo que el más prudente jefe germano temía, decenas de poblados fueron así arrasados con todas sus gentes, ancianos, mujeres y niños, de la misma manera que Arminio había aniquilado sin piedad a las familias y demás civiles de la columna de Varo.
A la muerte de Augusto, la situación financiera del imperio era bastante grave, siendo el problema más crucial el pago de las fuerzas armadas. A este respecto se dieron sublevaciones de las propias legiones acantonadas en el Rin y Panonia debido a las duras condiciones que soportaban los legionarios para tan precario estipendio, muchos centuriones fueron asesinados en estas protestas “laborales”. Los encargados de resolver esta situación serán Julio César Germánico (15 a.C.-19 d.C., sobrino de Tiberio) y Druso Julio César, conocido como Druso el Joven o el Menor (14 a.C.-23 d.C., hijo de Tiberio) con mano dura y al mismo tiempo, comprensión.
Resuelto este problema, en los años 15 y 16 d.C. Julio César Germánico realiza dos operaciones al corazón de Germania. En esta guisa un poderoso ejército romano compuesto por 80.000 efectivos se enfrenta a las fuerzas germanas de Arminio, cuyo número debió ser similar. El resultado no fue contundente pero sí suficiente para la reputación de Roma, tanto que fue aquí donde el comandante vencedor recibió el apodo de “Germánico”. En efecto, los éxitos de Germánico fueron considerables: el valle de Lippe y la costa del Mar del Norte habían sido recuperados.
En la batalla de Idistaviso (16 d.C.) Arminio fue derrotado. En esta representación los romanos atacan al estilo celta, en cuña, a la cabeza los más fuertes, los centuriones. El prestigio romano quedaba restaurado, las águilas perdidas fueron recuperadas, yacían sobre los altares como ofrendas a los dioses germanos. Germánico también logró rescatar a Segestes (fiel aliado germano que estaba prisionero) y obtuvo un trofeo simbólico, la esposa del líder querusco archienemigo de Roma (que además estaba embarazada, esperando un hijo... de Arminio). El pobre niño nacería privado de voluntad para buscar su destino, ajeno e inocente del mundo que le rodeaba, fue condenado a pagar las consecuencias de las acciones de su padre.
Segestes entregó a su propia hija Thusnelda a los romanos. Recordemos que Segestes era el suegro de Arminio, además de una fuerte rivalidad, le tenía gran inquina por fugarse con su hija para casarse. La entrega de Thusnelda a los romanos se interpreta como una venganza hacia los dos, y como refuerzo de su postura filoromana. En el 18 d.C. fue exhibida públicamente en Roma como la mujer del gran enemigo, nunca más se supo de ella. Sabemos que el hijo de ambos, Tumélico, fue formado en un ludus en Rávena, y acabó muerto en las arenas como gladiador.
Pintura de Johannes Gehrts: Arminio se despide de Thusnelda, 1884. Lippisches Landesmuseum, Detmold. Alemania.
Ante estos gratos sucesos Tiberio decidió el fin de las hostilidades y ordenó suspender las campañas militares de Germánico, por un lado porque estas victorias no eran productivas para un coste tan alto y Roma ya había restaurado su prestigio. Por otra parte, seguramente pensó que en estos momentos la mejor estrategia sería la diplomacia, puesto que los principales régulos germanos, Arminio y Marbod, estaban enzarzados en una fuerte rivalidad con diferencias insalvables, lo que alejaba la posibilidad de una Germania unida y por tanto, fuerte y peligrosa para Roma.
Así el enfrentamiento entre los dos grandes jefes germanos permitió a los romanos consolidar y organizar la administración de los territorios de Germania Superior e Inferior y otras provincias. Esta política de dejar tranquilas a las tribus germánicas fue eficaz. Una vez los romanos se distanciaron de las tribus germánicas, éstas comenzaron a luchar entre sí, como lo hacían tradicionalmente y cuando no, siempre la diplomacia romana podía estimular esa costumbre.
Este alejamiento tuvo su consecuencia positiva en la propia desaparición de Arminio, la muerte del responsable de la mayor aniquilación sufrida por Roma, el archienemigo cayó por su propio peso, fue asesinado a traición por miembros de su propia tribu, del clan de Segestes, en el año 21 d.C.
Roma se queda muy aliviada y satisfecha. El héroe germano estaba muerto. Aquel germano educado por Roma, que se había ganado el respeto de los mandos, que había recibido la ciudadanía romana, lo que suponía ser visto como un colaboracionista por su pueblo, un buen día decide cambiar de lealtad ocultando este hecho a Roma para perpetrar la más vil y abominable traición como cerebro organizador y ejecutor de la muerte directa de miles de romanos. ¿Y cómo acabó?, asesinado por los suyos. La complejidad de este personaje histórico dificulta una valoración justa sobre su idoneidad como héroe o antagonista.
Tras estos hechos, durante los siguientes casi 3 siglos la frontera oeste del Rin estuvo a salvo, hasta que multitud de pueblos fueron empujados y entre éstos, los más “romanizados”, los germanos, irónicamente fueron los que acabarían por liquidar el imperio romano occidental en el año 476 d.C
Germánico halla los restos de las legiones aniquiladas.
Retomando las campañas de Julio César Germánico, refiere Tácito que su expedición logró encontrar el lugar donde fueron aniquiladas las legiones de Varo y que así pudieron por fin recibir digna aunque improvisada sepultura. La arqueología ha logrado localizar estas sepulturas que constan de una serie de fosas atribuidas a estos hechos, como veremos en el apartado siguiente.Una escena espantosa de huesos humanos, esqueletos de caballos y cabezas ensartadas conmovió a los presentes que contemplaban aquellos cadáveres, acaso conocidos, parientes y amigos, el sitio donde fueron capturadas las águilas y sacrificados los oficiales.
"condujo a su ejército hasta el límite máximo del Bructerer, y toda el área entre los ríos Amisia y Lupa, no lejos del Bosque de Teutoburgo, en la que, según se dijo, los restos de Varus y sus legiones devastadas, yacían sin enterrar." TÁCITO
"En el campo, los huesos de los soldados yacían esparcidos por el suelo, cada uno en el lugar donde había caído defendiendo su posición o huyendo. Había restos de armas y también los huesos de los caballos, mientras que había cabezas humanas clavadas en los troncos de los árboles de alrededor. En estas arboledas se encontraban los altares bárbaros donde habían sido sacrificados los tribunos y los centuriones." TÁCITO
Los restos arqueológicos de la batalla.
La colina de Kalkriese.En la imagen Tony Clunn y Wolfang Schlüter. Los primeros y someros hallazgos de la batalla tuvieron lugar en Kalkriese en 1987, cuando fueron encontradas varias monedas y una onda romanas. A la izquierda en la fotografía Tony Clunn, soldado británico que “armado” con un detector de metales peinó estos parajes por consejo del arqueólogo ubicado en Osnabrück, Wolfang Schlüter (en la derecha de la fotografía). Los académicos estuvieron discutiendo y buscando sin éxito el campo de batalla durante siglos. Fue Schlüter quien sugirió a Clunn rastrear a unos 20km al norte de Osnabrück, pues según su estudio de mapas y la propuesta del famoso historiador del siglo XIX Theodor Mommsen, la colina de Kalkriese era muy probablemente el sitio en que se había dado esta batalla.
El problema radicaba en que el frente de batalla se produjo en un área muy extensa, a día de hoy se siguen encontrando algunos restos en una vasta extensión que comprende casi 30 Km2, entre las laderas del Kalkrieser Berg y el Großer Moor, que abarca desde el Hase hasta el Hunte (zona superior del mapa enlazado, se localizan estos ríos a unos 50 Km al NW de Detmold). Dispersados esperando a ser descubiertos yacen por todas partes desde hace más de 2000 años los cuerpos de mujeres, hombres y niños que tiñieron el suelo de Teutoburgo. Arminio creó las condiciones para que el disciplinado ejército romano no pudiera desplegar sus eficaces tácticas, en cambio, algunos contingentes romanos pudieron reorganizarse y acampar la primera noche tras el ataque.
La estupefacta columna romana no tuvo tiempo ni espacio para organizarse eficazmente, fue destrozada completamente. Desmembrada toda resistencia sólo quedó la huída y así fueron cazados varios miles en desbandada que es como se producen siempre las mayores bajas en las batallas, este tipo de restos corresponden a aniquilaciones individuales.
También comentamos el hallazgo de lo que se ha venido en denominar formaciones de fortuna, grupos espontáneos de romanos que aquí y allá quedaron rodeados, aislados, intentaron resistir las embestidas de la marabunta de guerreros, formaciones que murieron heroicamente tras sus escudos intentado resistir para conservar la vida en medio del caos.
Más tremendos resultan los restos descubiertos de las familias romanas, población civil de todas las edades, no combatientes, que fueron exterminados sin contemplaciones, como los casos de madres abrazadas a sus niños.
Los últimos trabajos arqueológicos llevados a cargo por Wolfgang Schlüter en busca del lugar exacto de la batalla apuntan a una zona de las faldas de los montes Wiehen (N. de Osnabrück), en la llamada colina de Kalkriese (a unos 45Km del colosal monumento que levantaron los alemanes en el siglo XIX), en la que se ha estado trabajando arqueológicamente desde 1987.
Hay que tener muy presente que el lugar estaría sometido a un prolongado expolio de los cadáveres. En esta área se ha descubierto una considerable cantidad de objetos romanos, concretamente en la parcela de ‘Oberesch’, propiedad de la familia Fisse-Niewedde. Abajo una fotografía del núcleo de Oberesch, de una de las secciones excavadas hasta 2007, en la región de Osnabrück. (Museo y Parque Kalkriese).
Se hallaron unas 6000 piezas de equipo militar (cientos de monedas, cientos de clavos, fragmentos de chapa de bronce, trozos de armas, proyectiles como plomos de onda, sandalias, amuletos de arnés de caballo, bridas de mulas…), restos óseos humanos, de caballos y de mulas (propias del ejército romano).
Desde 1994 se descubren 8 fosas de cadáveres que se piensa fueron realizadas por los legionarios de Germánico como sepultura improvisada, son los restos de romanos aniquilados (hombres entre 20-40 años cuyos cráneos están abiertos por violentos golpes).
Cráneo con violenta herida (Imagen: S. Hourticolon, Universidad de Göttingen, Antropología histórica y Ecología humana).
También aquí es donde se hallaron en 1990 vestigios de una empalizada que se pensó construida por las tropas de Varo, pero en realidad fue un muro puesto ahí por los germanos, trazado cuidadosamente a largo plazo y levantado poco antes de la llegada de las filas romanas. Bajo los escombros derruidos de esta empalizada se pudieron encontrar fragmentos de equipo militar y más monedas romanas.
Se piensa que los soldados romanos atrapados intentaron sin éxito superar el terraplén formando un testuto valaria, que consistía en montar filas escudados ascendiendo. Es 11 de septiembre del año 9, en esta magnífica ilustración de Peter Dennis, los romanos tratan de superar la empalizada.
Los pasadizos y puertas que poseía la empalizada permitieron a los germanos arrollar en el campo de batalla y a la vez retirarse rápidamente cuando los romanos intentaban atacar el muro. En algunos puntos vulnerables de la empalizada los germanos habían hecho zanjas de 1m de profundidad y 2m de ancho para dificultar la aproximación. Todo estaba bien planeado y calculado por Arminio que gozó de una superioridad táctica incontestable, lo que da testimonio de la importancia estratégica del atrincheramiento germano en la ejecución maestra de la emboscada.
Los restos romanos fueron sistemáticamente saqueados a placer por los germanos durante años, por lo que es muy difícil que sobreviviera algún objeto sobresaliente, sólo al amparo de una vegetación más espesa en aquel tiempo que lo hubiese ocultado.
Destaca el hallazgo de una máscara de un jinete romano que se ha convertido en icono del Museo de Kalkriese y de la batalla de Teutoburgo. Está forjada en hierro, posee bordes de bronce y algunos restos de plata.
Se dio la circunstancia que durante el saqueo se le retiró el revestimiento de plata que poseía. De otros cascos romanos sólo se conservan piezas sueltas como una solapa de la mejilla, nunca se hallaron completos, toda la cultura material provechosa fue víctima del pillaje. Los germanos reutilizaron todo los metales nobles para fabricar nuevos objetos.
En la imagen superior se presenta una reconstrucción esquemática de la máscara. Foto de Hanel and Willer, de la tesis “The Culture of Memory and the Role of Archaeology: A Case Study of the Battle of the Teutoburg Forest and the Kalkriese Archaeological Site” por Laurel Frickel. Department of Germanic Languages and Literatures. Universidad de Michigan. Abril 2018. pag.24.
En la foto superior pueden contemplarse algunos fragmentos de un casco romano (incluyendo la solapa de la mejilla y el soporte del casco) hechas de hierro y bronce. Foto: H. Pentermann, Osnabrück. (Museo y Parque Kalkriese).
Aquí (arriba) se muestra el descubrimiento de un enterramiento realizado seguramente por los soldados de Germánico, situado en el núcleo de Oberesch, un hoyo con huesos humanos y mulas entorno a un cráneo humano que señalamos con una flecha. (Museo y Parque Kalkriese).
La arqueóloga Susanne Wilbers-Rost muestra un amuleto o colgante de un arnés para caballos hecho de bronce con recubrimiento de plata.
"Hemos encontrado rastros de saqueo en lugar de combates…/…Las excavaciones han revelado muchos artículos pequeños arrancados cuando los germanos estaban despojando a los romanos mientras yacían muertos o heridos…/…Solo se puede imaginar este tipo de expolio brutal de los muertos cuando la derrota fue total, cuando ningún romano sobrevivió…/…Estaban interesados principalmente en los marcos de metal de los escudos que podían fundirse."
Susanne Wilbers-Rost. Arqueóloga. Spiegel Online.
A pesar del sistemático saqueo de los restos puede constatarse arqueológicamente la presencia de un gran ejército romano con sus unidades de caballería, séquito, impedimenta, y otros materiales que poco tenían que ver con una campaña militar. Lo que está claro es que la gran columna romana de Varo no esperaba hostilidad alguna, lo cierto es que eran tiempos de paz. Sencillamente los romanos se trasladaban a su base en invierno. Entre los restos también se encontraron vajillas decorativas, gran cantidad de monedas, piezas domésticas que no son precisamente el equipo más adecuado para lanzarse a una contienda.
Debido al enorme área a estudiar, debe asumirse que hubo otros puntos del paisaje que fueron usados para emboscadas pero que hoy día ya no son detectables arqueológicamente. Hasta la fecha el sitio más significativo y productivo en hallazgos ha sido el núcleo de Oberesch. Todavía algunos historiadores dudan que la colina de Kalkriese fuese el verdadero campo de batalla, aún así, con todo ha sido el lugar que más luz está arrojando como uno de los focos de los variados combates que tuvieron lugar.
El Museo Regional Lippe, en Detmold, cuenta con una exposición permanente titulada "Arminio, Thusnelda y la batalla del Bosque de Teutoburgo". En ella se recorre el mito de la fundación de Germania, con la unión de las diferentes tribus en torno al líder querusco, con una exhibición de objetos entre los que destaca el ciclo pictórico de Krefeld, obra de Johann Peter Theodor Janssen (1844–1908).
La plasticidad ideológica de los héroes a lo largo de los tiempos.
Sin duda, Arminio es buen ejemplo para exponer cómo una figura histórica puede ser vista de forma diferente según sirva a los intereses de un pueblo según las circunstancias de cada época.La idealización del guerrero germano como un fornido guerrero rubio, majestuoso y valeroso causó fascinación en la sociedad alemana. Esta gran popularidad se sustanciaba en docenas de óperas y representaciones teatrales durante los siglos XVIII y XIX, como la obra escrita en 1808 por el poeta alemán Heinrich von Kleist, un drama de 5 actos titulado Die Hermannsschlacht que estaba basado la batalla del Bosque de Teutoburgo. Esta fascinación no es natural, responde a unas necesidades, a unas circunstancias concretas vinculadas a una función psicológica que era rememorar la rebeldía del querusco hacia la ocupación romana, que tiene su paralelo en la resistencia de unos alemanes que están desunidos frente a la ocupación de Napoleón. Así los nacionalistas convirtieron a Arminio en símbolo para forjar su unidad frente a cualquier enemigo.
En esta guisa Arminio simbolizaba el buen salvaje germano (los alemanes), y Varo la latinidad decadente (era el estereotipo de los franceses), una comparación falaz pero útil para las circunstancias del momento, puesto que desde el siglo XVII hasta el siglo XX franceses y alemanes se disputaron el control del Rin.
En este sentido puede entenderse la búsqueda de un personaje o referencia de un heroico pasado para contribuir y ensamblar la unidad de los alemanes frente a un enemigo común. Sin embargo, durante el siglo XX, con la llegada al poder de Hitler, el significado histórico de Arminio va ser potenciado y deformado de una forma radical.
Es por este proceso en base al cambio de las circunstancias históricas que van repensando el papel de Arminio para servir a nuevos objetivos del momento, me resulta paradigmático porque constituye a través de 2000 años buen ejemplo que podría explicar perfectamente la evolución de figuras legendarias antiguas. Un héroe antiguo, siempre queda grabado en la memoria colectiva de sus descendientes. Sus hechos son memorables para la comunidad, su ejemplaridad sirve de modelo para justificar un nuevo desafío que aglutine la voluntad de un pueblo hacia un nuevo propósito después de siglos, incluso milenios.
Entonces ese personaje es retomado y utilizado para un nuevo fin político o religioso, se le transforma para adaptar sus cualidades a unas eventuales necesidades coyunturales. Esto es aplicable a todo pueblo sedentario o nómada. Incluso al héroe cuyo nombre original germano desconocemos, le cambian el nombre, de Arminio pasa a Hermann.
¿Cúantos héroes e incluso dioses (que en origen pudieron ser personas reales divinizadas) se identifican con nombres distintos para ser convertidos en modelos a seguir por la comunidad, e incluso se exportan a otras comunidades con otros nombres?.
La historia no siempre puede rastrear este fenómeno debido a la falta de información y quedan sepultados en la niebla de la leyenda o el mito. Idealizar figuras de la historia con propósitos determinados acaba deformando su dimensión histórica cuando aplicamos atributos o valores contemporáneos que acaban rompiendo totalmente la esencia de ese personaje pues no funcionaba según los nuevos criterios o parámetros que aplicamos, porque son totalmente incomprensibles fuera de su tiempo. Es por ello que ciertas figuras históricas, algunas más que otras, acaban perdiendo su raíz contextual o sentido original, derivando una interpretación actual que está fatalmente equivocada. Este proceso lo seguimos haciendo hoy, nunca hemos dejado de hacerlo.
Soldados de la Wehrmacht frente al Hermannsdenkmal. (1939. Grotenburg). Durante la II Guerra Mundial, perpetrada y planificada por el complejo químico industrial farmacéutico IG Farben que elevó a Hitler con la promesa de conquista y entrega de toda la industria química de Europa a este complejo industrial, paralelamente el nacionalismo exacerbado manipuló fuertemente la figura del héroe querusco idealizada para sus propios fines. Cuando acabó la guerra en 1945, muchas escuelas alemanas dejaron de enseñar la historia de Arminio. Esto es un grave error, porque tan malo es manipular los hechos de un personaje antiguo como omitirlo en vez de recuperar la objetividad de unos sucesos que tuvieron lugar hacía casi 2000 años, y que nada tenía que ver con el III Reich salvo por la propaganda distorsionada del que fue víctima el régulo germano.
La gigantesca estatua de Arminio se convirtió en símbolo del nacional-socialismo más agresivo que se radicalizó asumiendo un racismo latente que recibió su legitimación “científica” de mano de la ideología darwinista eugenésica importada desde Estados Unidos.
La batalla de Teutoburgo nunca significó la expulsión definitiva de los romanos.
Una última cuestión para acabar. Existía un consenso general sobre que la presencia romana en Germania había sido totalmente eliminada tras el desastre de Teutoburgo y que los romanos jamás se atrevieron a invadir Germania. Sin embargo, los últimos hallazgos arqueológicos (cerca de 2000 piezas, casi todas militares) y de acuerdo a las fuente literarias, han demostrado que esta consideración no es correcta. De esta nueva investigación se ha podido desvelar que en la colina de Harzhorn (entre las localidades de Kalefeld y Bad Gandersheim, Northeim, en la Baja Sajonia), en el año 235 d.C. se dio una gran batalla entre las legiones romanas y las tribus germanas.Tradicionalmente se pensaba que tras el desastre de Varo y las campañas punitivas de Germánico nunca más las legiones osaron internarse en Germania, pero esta idea ya ha sido descartada. En años anteriores a esta batalla el imperio sufrió incursiones de saqueo y destrucciones que clamaban una respuesta drástica contra las tribus germanas.
Sin embargo, el último emperador de la dinastía Severa, Alejandro Severo (208-235), hombre culto que procuró de dotar la corte con intelectuales como Galeno, Filóstrato entre otros, después de haber reunido un potente ejército a orillas del Rin tomó la decisión de pactar una paz y retirarse.
Este hecho fue visto como una debilidad puesto que los germanos no iban a recibir castigo alguno por sus tropelías. El descontento entre las filas romanas desembocó en el asesinato de Alejandro Severo, que enseguida fue sustituido por un nuevo emperador que recayó en la figura del Maximinius Thrax (Maximinio el Tracio 173-238 d.C). La campaña de Thrax fue un enorme éxito y fue descrita por Herodiano, un historiador romano que escribió 8 libros de historia romana que abarcó los años 180 a 238 d.C.
La desconocida batalla de Harzhorn (235 d.C.)
En la batalla de Harzhorn los germanos habían preparado una emboscada a las legiones de Thrax, pero los romanos iban bien preparados, no descuidaron ni desaprovecharon su superioridad táctica y tecnológica, equipados con eficaces máquinas de guerra, respondieron con contundencia derrotando a los germanos. Tras lo sucedido hace 226 años nunca más se descuidaron en sus incursiones por Germania. Roma había aprendido de las tribus germanas, pero ellas también habían aprendido del imperio cuya crisis todavía no era percibida desde fuera de sus castigadas fronteras.Referencias
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