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3 Los Hititas. El descubrimiento de un imperio olvidado.

En 1834, Félix Marie Charles Texier (1802-1871), un arqueólogo y explorador francés inmerso en una época generosa en aventureros y pertinaces viajeros, se encontraba buscando la ciudad perdida de Tavium en Anatolia, en la actual Turquía. Sus pesquisas le habían llevado a una aldea, Bogazköy (Boghazköy o Bogahaz-Kevi), que actualmente es el lugar donde estaba situada la antigua capital de los hititas: Hattusas. Texier fue el primer occidental que pudo admirar los impresionantes restos de una antigua civilización olvidada, cuya bruma formaba parte de misteriosas leyendas locales y relatos de viajeros. Por desgracia, Texier murió sin saber qué era exactamente lo que había encontrado, ni mas ni menos que la capital de una de las mayores potencias del II milenio a.C. que rivalizaba en poder con Asiria, Babilonia o Egipto.

"Mi intención era averiguar el emplazamiento de la antigua Tavium, la cual, según todas las probabilidades debía haber estado situada en una comarca fértil a orillas del antiguo Halys". CHARLES TEXIER.

Entre las ruinas de Hattusa, la capital del imperio.

Con escasa información, prácticamente partiendo de cero, este explorador, arquitecto y arqueólogo francés se había trasladado a Turquía y en verano de 1834 inició una expedición en el área septentrional. A los pocos días de marcha, en una de sus cabalgadas rutinarias, muy cerca de la aldea de Bogazköy, en uno de los cerrados meandros del río Kizil-Irmak (Halys en griego), el río más largo de Turquía, descubrió unas ruinas que le dejaron atónito por su majestuosidad. No atinaba a encajar en el plano histórico lo que estaba viendo. Había tenido que ascender por lomas cada vez más escarpadas que le depararon una grata sorpresa. Se topó con una hilera de bloques ciclópeos y las ruinas colosales de un edificio. Sin saberlo deambuló por la capital del fenecido imperio hitita, entre murallas arruinadas, decrépitos templos y puertas milenarias escoltadas por impresionantes y esculturales relieves.


En la muralla halló grandes puertas, en una de las cuales un escultural altorrelieve de casi 2 metros mostraba un robusto personaje, acaso un dios guerrero (detalle de la cabeza en imagen superior), de factura plástica exquisita, la pieza de la imagen es una copia colocada en el lugar de la original que contempló Texier. La escultura original se halla en el Museo de las Civilizaciones Anatólicas, en Ankara (Turquía). En la imagen inferior vemos la original (izquierda) y la copia integrada en la entrada por donde deambuló Texier (derecha).


Una segunda puerta es custodiada por dos leones de piedra caliza que alcanzan más de dos metros de altura, resisten el paso de los milenios.


No dudó en ascender hasta la cumbre y desde allí contempló fascinado el paisaje, estimando el perímetro de una muralla interminable que se desplegaba ante él. La magnitud del descubrimiento hizo que Texier se planteara que aquellos vestigios eran de un calibre superior a lo que buscaba. Turbado por la duda, intuyó que estas no eran las ruinas de Tavium. Por lo que se decantó por otra ciudad, Pteria, ante la cual tuvo lugar la famosa batalla que enfrentó al rey Creso de Lidia contra el rey Ciro de Persia, pero no se trataba de Pteria, volvía a equivocarse.

"Dominado completamente por el afán de descubrir la antigua Tavium, imaginé que me encontraba ante las ruinas de un templo de Júpiter con el refugio sagrado que menciona Estrabón… / …pero más tarde me di cuenta del error… / …ninguna de estas construcciones puede atribuirse a épocas romanas… / …el carácter grandioso y peculiar de estas ruinas me dejó perplejo cuando intenté dar a la ciudad su verdadero nombre en la historia…". CHARLES TEXIER.

El santuario de Yazilikaya.

Nuevas sorpresas aguardaban al explorador francés. Un indígena llevó a Texier desde Bogazköy por un sendero escabroso y escarpado, atravesaron un profundo valle hasta la antiplanicie del lado opuesto. Había llegado a un lugar sagrado y fascinante que se conoce como Yazilikaya, que en lengua turca significa "roca escrita". En los detalles ampliados se aprecia a la izquierda al rey Tudhaliya IV y a la derecha una procesión de divinidades.


Es un lugar de roquedos verticales, en cuyas grietas y angostas hendiduras se esconden bajorrelieves asombrosos que mostraban misteriosas procesiones divinas y extraños jeroglíficos que se antojaban adornos o bien formarían parte de un sistema de escritura.


En este santuario los hititas celebrarían rituales que formaban parte de su sistema religioso que contaba con innumerables dioses, debido al carácter integrador y abierto de su religión, ya que aceptaba los dioses de otros pueblos y eran añadidos a su sistema religioso. Es por esto que el país hitita era también llamado por los contemporáneos "el país de los mil dioses". La imagen anterior es una reconstrucción de un ritual de libación, representación que se encuentra en el Çorum Museum (Çorum, Turquía).

Chares Texier y sus acompañantes realizaron esquemas sobre las extraordinarias maravillas que habían presenciado. En 1839 publicaba en París una monumental obra sobre sus viajes, Description de l´Asie Mineure, llamando la atención sobre la existencia de una civilización relevante y totalmente desconocida en el conocimiento arqueológico del siglo XIX, pero nadie le prestó la consideración debida.

La Ciencia no se tomó muy bien la brillante noticia que aportaba Texier sobre la existencia de una nueva y colosal civilización. La enorme y fabulosa documentación sobre una civilización sin referencia ni precedente alguno en Asia Menor fue vista con suspicacia en un momento en que el interés de los investigadores se centraba en Egipto y Mesopotamia, lo que refería Texier era exagerado y no cabía en aquellas mentes que jamás habían tenido la más mínima noción de ninguna otra civilización antigua como la que señalaba. En aquellos momentos la expectación estaba volcada en los maravillosos hallazgos de Lepsius y Mariette en Egipto, mientras que Botta y Layard arrojaban luz sobre las fascinantes Asiria y Babilonia.

La ciudad de Alaca Hüyük

No obstante, algunos viajeros y arqueólogos marcharon a Anatolia para contemplar las maravillas de las que Texier hablaba con tanto entusiasmo. Ellos no quedaron defraudados y reunieron más documentación ampliando los descubrimientos de Texier, tales como el hallazgo de otra ciudad hitita: Alaca Hüyük. Descubierta por William John Hamilton en 1836, tras visitar las ruinas de Hattusa.


En esta imagen dos esfinges fueron encontradas a las puertas de la ciudad hitita de Alaca Hüyük. Este dibujo de Hamilton ofrece el detalle del grabado del águila bicéfala. Si cotejamos este croquis de Hamilton con fotos recientes hallamos que en el dibujo elaborado en la primera mitad del siglo XIX Hamilton concede excesiva licencia para idealizar cuando plasma lo que ve, pues da a las esfinges un aire más nilótico que está alejado de la fidelidad de las formas. La realización de estos prótomos (entre altorrelieve-escultura) no alcanzan la perfección de los leones de Hattusa. Por otra parte, Hamilton también recoge el grabado del águila bicéfala en el lateral del pilar, un icono antiquísimo. La piedra utilizada es la andesita, una roca volcánica de grano fino, compacta y porfídica de cristales muy finos, que se encuentra por todo el mundo.

A mediados del siglo XIX los viajeros alemanes H. Bart y A.D. Mordtman obtuvieron detalles más precisos de Bogazköy y mejoraron los precarios e improvisados dibujos de la expedición de Texier. Exploradores franceses recorrían Anatolia meticulosamente, G. Perrot halló entre otras cosas una peña inclinada, la llamada de Nischan Tepe (imagen inferior), cubierta de signos casi desgastados por el tiempo que se parecían mucho a los que Texier había descubierto en Yazilikaya.


Perrot recopiló una gran documentación y publicó en 1887 una monumental obra, Historie de l´Art dans l´Antiquité que compilaba todo el saber sobre una importante civilización aún desconocida que desafiaba el conocimiento histórico de la época.

La identificación de los hititas en la historia.

Años antes en 1880, un arqueólogo orientalista llamado Archibald Henry Sayce (1845-1933) levantaba revuelo ante la Sociedad de Arqueología Bíblica en Londres al defender con vehemencia que las inscripciones y los monumentos de ese pueblo desconocido pertenecían a los heteos bíblicos, los hititas. Desafortunadamente, la mayoría de científicos recelaban acerca de una de las fuentes históricas más antiguas e importantes que existen, la Biblia, que una y otra vez recibía la verificación arqueológica en más ocasiones de lo que cabe esperarse. Pues no será la primera vez, ni la última, que la fuente bíblica daba lecciones de historia a científicos y profanos.


Desde luego, Sayce había acertado de pleno a pesar de contar con pocos indicios, había llegado a esta conclusión en base a deducciones, pero aún no verificadas arqueológicamente. Entre sus pruebas contaba además con unas piedras que se hallaron en Siria, conocidas como piedras de Hamath (actual Hama), que tenían extraños signos y eran uno de los primeros testimonios sobre la existencia de una cultura importante, y que Sayce aseguraba formaban parte de un sistema de escritura, cuyo contenido se descifraría posteriormente.


Llegó a publicar un libro con el categórico título "Los hititas en Asia Menor". La polémica estaba servida y la tesis de Sayce tuvo bastante repercusión, desatando una fuerte oposición, y así fue que sólo un reducido círculo de seguidores mantuvieron sus posiciones.
Durante su vida académica en la universidad de Oxford su formación en asiriología y una especial atracción por la filología y las escrituras antiguas mesopotámicas le dotaron de un notable conocimiento en lenguas como el hebreo e hitita.

En 1884, el misionero William Wright publicaba un libro con nuevas evidencias llamado a rescatar la memoria del imperio olvidado, "El gran imperio de los hititas, con el desciframiento de las inscripciones hititas por el profesor A.H. Sayce".

Esta obra puede resultar incompleta y desfasada, recordamos que pertenece a fines del siglo XIX, pero se considera la base de la historia de la hititología, una especialización de la arqueología oriental. Los estudios causaron sensación y no sólo por constituir un caso excepcional sobre afirmaciones basadas en simples deducciones, y es que aún no se habían emprendido las excavaciones importantes en los lugares que venían acumulando indicios de que una misteriosa civilización clamaba ser identificada.

Entre estos indicios destacaban las fuentes bíblicas, disponibles desde siempre, pero menospreciadas por exceso de incredulidad, hasta que se vio que en crónicas asirias se aludía a menudo al "país de Hatti" o "Chatti", y que también en los textos egipcios se citaban con frecuencia los conflictos con los "Heta".

Si hubiesen investigado con más detenimiento y sana curiosidad científica el Antiguo Testamento les habría extrañado el contenido de un curioso pasaje entre otros donde se citan a los hititas con el nombre de Hittim, que Lutero tradujo por Hethiter en su versión alemana. En la difusión los ingleses usaron Hitites, los franceses Héthéens resultando Hittites. En España se los denominó hititas o heteos.

En fin, el mérito de Sayce consitió en interpretar los escasos restos de que disponía elaborando una tesis revolucionaria que declaraba que todos los monumentos e inscripciones referidos que habían sido descubiertos en las ultimas décadas en Asia Menor debían ser atribuidos a los hititas, un pueblo que la Biblia cita varias veces, pero que hasta entonces nadie se había tomado la ligera molestia de investigar.

"Porque el Señor había hecho resonar en los reales (campamento) de los sirios estruendo de carros falcados y de caballos; y de numerosísimo ejército, con lo que se dijeron unos a otros: Sin duda el rey de Israel ha atizado contra nosotros a los reyes de los heteos (hititas) y a los reyes de Egipto." (LIBRO IV de los Reyes 7,6).

En este interesante pasaje bíblico se asocia nada más y nada menos que a reyes hititas con los reyes más poderosos de la Antigüedad, los faraones, y por si fuera poco, por delante de ellos.

Muy pronto, los arqueólogos corroborarían la hipótesis de Sayce, unas excavaciones que estuvieron sembradas de dificultades y anécdotas. A diferencia de las campañas arqueológicas de hoy, donde es indispensable el frigorífico o la ducha, en estos años el presupuesto era exiguo y las condiciones eran más duras. En aquellos tiempos el personal tenía que luchar contra el frío invernal, las copiosas lluvias o el calor sofocante estival con sus mosquitos y sus epidemias que llegaron a tumbar a miembros de alguna expedición completa, tales campañas merecen ser recordadas y las abordaremos en otro momento. Podemos decir que a inicios del siglo XX las campañas arqueológicas, en especial las de Hugo Winckler, demostraron que el imperio hitita era un imperio de verdad e incluso se pudo leer su escritura gracias al brillante desciframiento del filólogo checo Bedrich Hrozny, que deparará más descubrimientos de ciudades y abundante cultura material. La hititología aún sigue deparando grandes hallazgos, en los últimos años las excavaciones continúan y los hallazgos siguen asombrando al mundo. Disfrutaremos con todo lo que se conoce de esta civilización que ha permanecido más de 3 milenios olvidada.


Referencias.

- BLANCO, A; BERNABÉ, A; y BENDALA, M. El mundo de los hititas, Historia 16, V.50, 1980. pp.67-91
- CAMPBELL, J. The hittites, their inscriptions and their history, I y II, Londres 1891.
- CERAM, C.W. El misterio de los hititas.
- CORDOBA ZOILO J. Los primeros Estados indoeuropeos. Historia 16. Historias del Viejo Mundo, Nº6.
- ÇORUM MUSEUM COLLECTION.
- HAMILTON W.J. Researches in Asia Minor, Pontus and Armenia, with some account of their antiquities and geology, Londres 1842, I-II.
- HATHI TRUST Digital Library. Hittite. Hieroglyphic Monuments. The University of Chicago Oriental Institute Publications. Volume XLV.
- HATHI TRUST Digital Library. A.H. SAYCE. Fresh Light from the Ancient Monuments. A sketch of the most Striking Confirmations on the Bible from recent discoveries in Egypt, Palestine, Assyria, Baylonia, Asia Menor. 1893.
- HATHI TRUST Digital Library. A.H. SAYCE. Life and times of Isaiah. As illustrated by Contemporary Monumnent. 1889.
- HITTITE ART. Pictures of Hitite Art.
- MACQUEEN, J.G. The hittites and their contemporaries in Asia Minor.
- MASSON, E. Le panthéon de Yazilikaya. Nouvelles lectures.
- MONTENEGRO, A. El imperio hitita.
- MONUMENTS OF HITTITES. (Magnífico mapa del área hitita con yacimientos arqueológicos y acceso directo a fotografías).
- MONUMENTS OF HITTITES. Piedras de Hamath.
- SAYCE A.H. The Hittites. The story of a Forgotten Empire.
Chapter 1. The Hittites of the Bible.

- SAYCE A.H. The Online Book Page.
- TEXIER, CH. Description de l`Asie Mineure, faite par ordre du Gouvernement francais de 1833-1837, et publieé par le Ministère de l`Instruction Publique, Beaux-arts, monuments historiques, plans et topographie des cités antiques, gravures de Lemaître, 1839-1849, 3 vol. Gr. Fol.
- THE METROPOLITAN MUSEUM OF ART. Hellbrunn Timeline of Art History. The Hittites.
- WRIGHT, W. The deciprhement of the hittite inscriptions. British Weekly, marzo 1887.

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